La verdad es que, sea por acción o por omisión, cada vez se va sepultando en el olvido la verdadera identidad que con orgullo debemos exhibir los misioneros. Ahora, desde el centro del conocimiento, se ha lanzado el Concurso “Legado Regional”, por el que se convoca a músicos y bailarines, solista, dúos y grupos de música “chamamé, polka, corrido, balerón, valseado y chotis” con el fin de “seleccionar a los mejores de la provincia”. Para mayor incoherencia se afirma que el proyecto tiene tres objetivos principales: “Conocer, reconocer y poner en valor a los mejores artistas jóvenes misioneros (hasta 30 años), en materia de música y danza regional, teniendo como principal protagonista al ritmo chamamé”. Como puede apreciarse no figura la galopa misionera, que es y debe respetarse como el símbolo del ritmo misionero. Esta insólita iniciativa fue lanzada por la titular del centro del conocimiento, Élida Vigo, nativa de San Juan pero arraigada en Misiones y que fuera senadora nacional por esta histórica provincia, honorable distinción que delegó en su esposo, Salvador Cabral Arrechea, correntino de nacimiento pero misionero por adopción. Ella sostuvo que la intención del proyecto es que “a través de la conciencia histórica podamos profundizar las acciones que nos lleven a la identidad cultural de la gente de la provincia”. También agregó que “espera contar con expresiones del chamamé, que viene desde las Misiones Jesuíticas…”, una novedad que, al parecer, se lo incluye como otra manera más de destacar al ritmo correntino. También agregó que esta iniciativa puede atribuirse a una conversación que mantuvo con el Chango Spasiuk quien había sostenido que “realmente es muy poco lo que conocemos de todos lo que se crea en Misiones en materia cultural y artística”. No es de extrañar este comportamiento del Chango Spasiuk, ya que unos años atrás justamente no pudo responder preguntas de dos símbolos de la música misionera, que son Ramón Ayala y Ricardo Ojeda sobre los ritmos que caracterizan a Misiones. Por otra parte, también debe difundirse que ese artista apostoleño, no obstante haber recibido nada menos que el Mensú de Oro del Festival Nacional de la Música del Litoral, en declaraciones a la prensa había afirmado que “…para saber un poco de la música del Litoral hay que ir al Festival Nacional del Chamamé, en Corrientes”. A esta altura de mi vida, con una larga trayectoria de más de 60 años buscando la reivindicación de esta Histórica Provincia de Misiones, creo conveniente aclarar que la tradición es una herencia cultural de una sociedad cuyos miembros van transmitiendo fielmente a través del tiempo y por cuya práctica o costumbre se sienten unidos e identificados. Si se busca afianzar la identidad de un pueblo no debe omitirse que ello supone la igualdad de valores no obstante la diversidad de etnias, condición social o credos religiosos.
Justamente por estas cualidades Misiones es totalmente distinta a las demás provincias, a tal punto que puede calificarse que es “un país dentro de otro país”. Y esa virtud, a pesar de casi la extinción de quienes desde la Batalla de Mbororé, en 1641, nos dieran nuestra condición de argentinidad, se debió al espíritu solidario de nuestros pioneros, que reemplazaron al Estado ausente a través de las cooperativas, con sacrificio, coraje y machete, en paz, con esperanza y al grito montaraz del sapucay bien misionero transformaron a esta provincia como ejemplo en la República. Es por todas estas acciones que debemos hacer trascender con orgullo a Misiones, disponiendo que en nuestra provincia se difundan y resalten nuestros ritmos para no olvidar, entre otros, a Vicente Cidade, Teodoro Cuenca, Daniel Stefani, Amador Novoa, Fermín Fierro y Alcibíades Alarcón. También debe rescatarse la verdadera historia de esta provincia, que es la más antigua de la República Argentina y difundir su aporte a la integridad territorial de la Patria que recién nacía. Y, sin mezquindad alguna, cumplir con la ley nacional que manda levantar el monumento que se merece Andrés Guacurarí en la Ciudad Capital de todos los argentinos, como auténtico Héroe Nacional, y que, para mayor orgullo misionero, dispone que el Ministerio de Educación enseñe y difunda en cada uno y todos los rincones del país las hazañas de nuestro máximo héroe. Ya es hora que se tome esta decisión ya que han transcurrido 26 años de la sanción de esa ley que fue iniciativa del diputado Cleto Rauber, misionero nativo de Puerto Rico. En buena hora que las autoridades actuales se empeñan en reivindicar la patriótica lucha de Andresito pero no es lo mismo levantar su monumento en la costanera de Posadas, a sólo 15 kilómetros del otro monumento que debe volver a erigirse en el acceso a Garupá, que en el microcentro de la Ciudad de Buenos Aires, por la trascendencia que tendrá tanto para los argentinos como para quienes visiten la Argentina.
No está de más agregar que el partido del Gobierno provincial reitera que es misionerista y federal, siendo sus objetivos la renovación que, como tal, puede juzgarse de dos maneras, según sus decisiones: 1) hacer una cosa de nuevo o volverla a su estado primigenio y 2) cambiar una cosa vieja por otra nueva. Por eso, vale la pena resaltar que es muy cierto el slogan que afirma: "Sólo los hechos dan fe de las palabras".
Alberto Monaca