Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá
Casi diez años de angustia, impotencia, bronca. Y de repente fue como
retroceder en el tiempo hasta el momento más triste de sus vidas. El
recuerdo estaba intacto, pero la noticia reactivó aquella amargura y el
dolor por la impunidad consumada.
“Primero, cuando me enteré de que lo volvieron a denunciar, lloré mucho.
Fue una como descarga de tantos sentimientos acumulados. Y después les
reenvié la noticia varios vecinos que estos años dudaron de las nenas”,
reflexionó la madre de aquella primera víctima.
En julio del 2010, una pareja denunció que su hija de 9 años fue abusada
sexualmente por un vecino, suboficial del Servicio Penitencia
Provincial (SPP).
A las pocas horas, otra mujer también se presentó ante la Comisaría de
la Mujer y acusó al mismo sujeto de violar a sus hijas, entonces de 10 y
11 años.
Ante la gravedad de las acusaciones, el funcionario fue detenido y puesto en disponibilidad por las autoridades del SPP.
En realidad, quedó alojado en dependencias de la Unidad Penal II de
Oberá, donde prestaba servicios. Dos meses después logró la
excarcelación y regresó al mismo barrio, donde a diario se cruzaba con
sus víctimas.
Finalmente, en octubre del 2011 la jueza Alba Kunzmann de Gauchat
dispuso el sobreseimiento definitivo de Eduardo Iván C., hoy de 38 años,
por aquellos tres cargos de abuso sexual simple.
En tanto, tal como publicó El Territorio en exclusiva, el último sábado
30 de noviembre el mismo penitenciario volvió a ser denunciado por el
presunto abuso de dos niñas de 11 y 9 años. Esta vez las víctimas fueron
sus propias hijastras y la denuncia fue radicada por su concubina.
“La justicia nos defraudó”
El viernes, la pareja que en 2010 denunció al guardiacárcel charló con
este matutino y revivió el calvario que atravesaron desde el momento en
que su hija les contó lo que le hacía su vecino, el papá de su amiguito,
pasando por el hostigamiento de la familia del acusado, la inacción
judicial y el hasta el hecho de que el sujeto volvió a vivir en el mismo
barrio.
Incluso, aseguraron que en 2010 habrían sido por lo menos cuatro las
víctimas, una de las cuales padece una discapacidad, por lo que en su
momento su madre no habría querido exponerla.
“Como la nena tiene retraso madurativo, la mamá no quiso hacer la
denuncia porque decía que no le iban a creer. Además, vio todo lo que
nosotros y la otra señora tuvimos que pasar con nuestras hijas y eso la
desalentó todavía más”, mencionó el hombre.
Se quebró al recordar las madrugadas de insomnio, donde llegó a
elucubrar la peor de las soluciones en busca de justicia, aunque no
cedió a la sed de venganza que a cualquier padre embargaría en su misma
situación.
“Tal vez si hubiera hecho algo, ahora yo estaría preso, pero capaz
tendría la conciencia tranquila porque habría evitado que otras nenas
pasen por lo mismo. Por eso, aunque ahora vaya preso, yo no tengo
consuelo. A nuestras hijas no les creyeron y el depravado siguió
violando criaturas”, lamentó con la voz entrecortada.
Contó que en su momento “el abogado (del penitenciario) se acercó a mi
trabajo para decirme que si retiraba la denuncia él se iba del barrio.
Le contesté que no, que la justicia investigue hasta las últimas
consecuencia. Entonces confiábamos, pero la justicia nos defraudó. Es
una vergüenza lo que hicieron. Lo dejaron libre para que siga lastimando
criaturas”.
Modus operandi
Con la emoción a flor de piel, calificaron como “calcado” el modus
operandi del acusado respecto a los hechos denunciados en 2010 y los
recientes, ya que pudieron charlar con la denunciante, quien hasta hace
poco fue su vecina.
En este punto el caso cobra ribetes siniestros, ya que durante casi diez
años las víctimas tuvieron que convivir con el penitenciario en el
mismo barrio, hasta que meses atrás se mudó finalmente.
Tras las primeras denuncias el sospechoso se separó de la madre de su
hijo, pero fue él quien se quedó en el domicilio. En tanto, hace
alrededor de tres años formalizó la relación con otra mujer, la madre de
las niñas de 11 y 9 años que también se convirtieron en víctimas.
“Por razones lógicas casi no teníamos relación con la señora. Sí nos
saludábamos con ella, pero nunca tuve posibilidad de contarle lo que
pasó con mi hija y las otras nenas. Tampoco sé si me hubiera creído ni
qué le habrá dicho él”, comentó la mujer.
Tras conocerse la nueva denuncia, la pareja se contactó con la
progenitora para ponerse a disposición en lo que necesite, al punto que
se ofrecieron para testificar en sede judicial.
Al respecto, mencionaron que “nos contó que las nenas le dijeron que el
tipo aprovechaba cuando ella estaba trabajando. Las manoseaba y las
obligaba a tocar sus partes íntimas, calcado con lo que hacía con
nuestra hija y las otras nenas cuando iban a jugar con el hijo de él.
Buscaba alguna excusa para quedarse solo con las nenas y ahí abusaba de
ellas”.
Aseguró que el sujeto se mostraba con un buen vecino y hasta les hacía regalos a las nenas.
“Como también es panadero, siempre hacía cosas dulces e invitaba a las
familias. Después nos dimos cuenta que aprovechaba sus francos para
hacer lo que hacía, mientras que todos trabajábamos”, agregaron.
Trabas y amenazas
Fue así que un día, su hija les contó lo que pasaba en la casa del
vecino. El mundo se les vino encima, pero sacaron fuerzas de donde no
tenían y radicaron la denuncia.
Y ya desde el inicio del proceso tropezaron con varios escollos.
Incluso, como su esposa estaba abatida, el padre fue a denunciar y las
autoridades lo miraron de reojo, recordó.
“Me cuestionaban por qué mi nena iba a la casa del vecino, como si eso
fuera anormal. Y por qué fui yo a denunciar, no mi señora. Recién cuando
la otra vecina se presentó en la comisaría para denunciar al mismo tipo
fue como que tomaron en serio el caso y se movieron rápido”, comentó el
progenitor de la joven que hoy tiene 18 años.
Por supuestas razones de seguridad, el acusado permaneció alojado en la
UP II, donde cumplió tareas de panadero y cocinero de sus colegas,
siempre alejado de la población común, con los beneficios que ello
implica.
Al mismo tiempo, aseguraron que la familia del imputado los amenazaba constantemente.
Tampoco hallaron respuestas por parte del juzgado interviniente, lo que acentuó su impotencia.
“No nos daban información cuando íbamos a preguntar. No hay ninguna
novedad, nos decían. Lo mismo el resultado de la Cámara Gesell, que
después nos iban a avisar y nunca nos quisieron informar. Nunca nos
dijeron nada. Así pasaron los meses hasta que nos enteramos de que había
sido sobreseído. Fue todo muy raro, muy feo e injusto”, comentó la
señora.
Pero lo peor fue que volvió a vivir al mismo barrio, a pocos metros de
la casa de las víctimas: “Nos dijeron que fue sobreseído y tenía derecho
de vivir donde quería”.
Ahora, ante los nuevos sucesos, dijeron estar “cien por ciento a disposición” de las víctimas.
“Incluso nuestra hija ya tiene 18 años y nos dijo que está dispuesta a
ser testigo, a declarar o lo que necesite la justicia para ayudar a las
nenitas”, remarcaron.
Virtualmente prófugo
Tal como informó este matutino, el pasado
miércoles el penitenciario denunciado por el presunto abuso sexual de
sus hijastras no se presentó ante las autoridades de la UP II de Oberá,
como se comprometió un día antes vía telefónica.
En tanto, su abogado presentó un escrito solicitando la eximición de
prisión de su cliente, lo que deberá ser resuelto por el Juzgado de
Instrucción Uno.
Asimismo, como el sospechoso no se presentó en tiempo y forma ante el
requerimiento de la superioridad, virtualmente se hallaría en condición
de prófugo ya que no existen precisiones de su paradero ni garantías de
que comparecerá cuando sea requerido por la justicia.
Incluso, fuentes del SPP mencionaron que el acusado bloqueó a todos sus
superiores del Whatsapp y a mitad de semana dejó de responder llamadas
telefónicas. Asimismo, cerró todas sus cuentas en las redes sociales y
no fue hallado en casa de sus familiares de Oberá.
En este contexto, allegados a las víctimas y su madre -quien era
concubina del funcionario- reconocieron que temen por la integridad
física de las mismas.
En tal sentido, en diálogo con este medio indicaron que el jueves por la
noche lo habrían visto merodeando en cercanía al lugar donde están
residiendo la mujer y sus hijas, ante lo cual solicitaron presencia
policial.
En cifras
5
Según consta en las denunciasrealizadas contra el suboficial del SPP,
éste habría abusado de 5 menores desde 2010 hasta la actualidad.