Año jubilar

Domingo 29 de mayo de 2011

Este año se cumplen los 25 de la creación de la Diócesis de Puerto Iguazú.  Con este motivo, el actual Obispo convocó un Jubileo, o Año Jubilar, que finalizará el próximo 18 de junio, que es la fecha en que, en Roma, se firmó el decreto de creación de la Diócesis. (Curiosamente, este decreto de creación de la Diócesis no está firmado por el Papa sino por un Cardenal. En cambio el decreto de nombramiento del primer Obispo sí lo firmó nuestro hermano Juan Pablo, recientemente beatificado)
Para mí, o para muchos, la Diócesis empezó el 16 de agosto de 1986, fecha en que se promulgó el decreto y se consagró el primer Obispo.  (Algo tendremos que hacer ese día, aunque muy sencillo, como es mi estilo).
Pero hablando del “Año Jubilar”, me parece importante que hagamos memoria de aquellos hermanos e hijos de esta Iglesia por la que trabajaron, y que ya han pasado a la Casa del Padre. Hombres y mujeres que, con su celo, sus virtudes, y sobre todo su testimonio de vida fueron para nosotros un ejemplo y un estímulo que nos anima a seguir por este camino. Casi no puedo hacer más que enumerarlos, -evocarlos. Son pocos los que murieron en la Diócesis, pero todos habían dado por ella lo mejor de sus vidas. Son tres sacerdotes, cuatro diáconos, ocho hermanas y algunos laicos que han dejado su huella muy marcada en Puerto Iguazú.

Sacerdotes: Los Padres Santiago Baker, SVD, un pionero, que falleció en Holanda a los 90 años. Carlos Hardoy, SJ, apóstol de la caridad, todo corazón, que lo dio todo, hasta sus órganos. (Fue la primera ablación-donación en la provincia de Misiones). Y el P. Kart Egon Gïller, de la Diócesis de Paderborn, (Alemania), generoso misionero, que nos regaló y fue el primer Párroco de la Parroquia del Espíritu Santo, en Eldorado.
Diáconos: Eusebio Duarte, en Wanda. Lucio Fretes, en Montecarlo y José Aquino Ferreira en Iguazú. ¡Fieles servidores! Y últimamente este hombre de Dios que fue Jorge Ferro, en Puerto Iguazú
Hermanas: Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia que fueron Milagros Barranco y Mabel Blanco, que fueron mis eficientísimas secretarias. La Hermana Felicita, del Espíritu Santo, en Iguazú, que era un amor. Lo mismo que las otras: Margarita, hija de la caridad, en el Hogar de Ancianos de Eldorado. Clarita, la franciscana, a la que tanto extrañaron, o extrañamos en los barrios de Eldorado y en el Colegio San José. Assumpta, de las dominicas de Wanda, que falleció en Polonia, pero la lloraron mucho aquí. Asunción, de las Hermanas de los Sagrados Corazones, que están en Esperanza. La Hermana Gertrudis, de las de la Doctrina Cristiana, tan querida en San Vicente. Y Ana, de las Hermanas de San José, de Piray, que murió con fama de santa.
Entre los laicos, sólo me queda lugar para evocar al matrimonio ejemplar de Don Rodolfo y Ña Pituca Allou, los padres, como decían, de Santa María del Yguazú. El “Ángel de la Selva”, como se la llamó a la doctora Marta Schwartz, y un hombre que se desvivió tanto por los hermanitos guaraníes, cual fue el doctor Luis Rolón.
Todos ellos ya estarán con Dios, y desde el cielo nos animan para que sigamos adelante en este camino de nuestra siempre joven Iglesia. ¡No hay marcha atrás!

 

Joaquín Piña Batllevell
Obispo Emérito de Iguazú