De obrajero a policía

Domingo 16 de enero de 2011

Salustiano Esteche tiene 88 años, reside en Leandro N. Alem, fue policía de Misiones durante 26 , lleva 62 de casado y se jubiló en enero del 76, hace 35. Esta es a la vez la historia de un hombre servicial y memorioso, y la de su enorme voluntad, desplegada en un ambiente agreste.
Nació el 8 de junio de 1922 en una estancia correntina del paraje Tareiri, propiedad de Ernesto y Francisco Corrales, donde su padre, José Esteche, se desempeñaba como peón alambrador de campos. Salustiano tuvo dos hermanos, Juan y Policarpo, y llegó a Misiones cuando tenía  siete años.

 

De obraje en obraje
Los Esteche, (José, su esposa Simeona Ortiz, y sus hijos), se afincaron en Garupá, “en la casa de don Gatti, quien se había acompañado con Dionisia, hermana de mi madre. Mi padre trabajó en un obraje regenteado por un tal Goyo Sánchez.”

Recuerda Salustiano: “en aquellos días construían el primer puente del Garupá (de madera), arroyo atravesado sólo por carretas de ruedas grandes, tiradas por bueyes. “En el obraje se aserraba la madera a mano porque no existían máquinas, solamente hachas y sierras rudimentarias, con las que se fabricaban taquitos y astillas para leña, estacas para alambrados o postes para el incipiente telégrafo. “Garupá era  un rancherío ocupado en su mayoría por correntinos, el monte llegaba hasta la costa del arroyo, y Candelaria era un pueblito chico.” Allí se mudaron. Su papá trabajó en Fachinal, “en el obraje de Losada”. Su mamá era lavandera. Luego se trasladaron al paraje Fortaleza, cerca del cerro de Santa Ana. “Y así siempre, de obraje en obraje...”   Después llegaron a la rinconada de Tacuaruzú,  al obraje de Arzú, donde se afincaron. 

 

Caza y pesca
Siendo muchachos, los hijos se dedicaban, además de ayudar al padre, a labrar la tierra, a cazar y pescar. Salustiano evocó aquellas tareas: “había muchos animales silvestres en los montes, y en los arroyos peces de toda clase”. El animal más apreciado era la paca, pero también se cazaban venados, tatúes, carpinchos y chanchos salvajes. Todavía no llegaban anzuelos a la zona, (un viejito los fabricaba con agujas, o con chuzas de pescados), el hilo de pesca aún no era el nylon, pero sacaban surubíes, dorados, bogas y pacúes, todos de gran porte. De tanto andar por los montes y de realizar trabajos rurales, Salustiano posee conocimientos empíricos sobre madera nativa, yuyos medicinales, animales silvestres, campamentos, comidas autóctonas, el uso del machete, el hacha o la azada, sobre caza y pesca, cría y cuidados de animales grandes, sobre las fases de la luna y los ciclos de siembra y cosecha, del apeo, de la faena de animales.
Durante los años l942-43 hizo la Conscripción en el Regimiento 9 de Infantería de Corrientes capital y fue destinado a Posadas para construir las instalaciones del Regimiento… “ese que está al lado del Storni” dice don Esteche; acarreaban ladrillo y arena al hombro desde la costa del río sin descanso.
La familia y la Policía
En Tacuaruzú Salustiano conoció a la familia De Los Santos, conformada por José De Los Santos y Victoria Acosta y sus once hijos, y se casó el 3 de abril de 1948 con Angélica (“Pepa”) De Los Santos. En 1950, con 28 años, inició los trámites para ingresar a la Policía del Territorio y prestó servicio en la Comisaría 1ª. Los policías del Territorio debían usar como uniforme un breech, chaquetilla, capote grueso y capa de lluvia. Alquiló una piecita en Villa Urquiza, por lo que su esposa Angélica debía caminar varios kilómetros por calles de tierra para llevarle la vianda al lugar de trabajo. Lo peor, recuerda, eran las “paradas” en las esquinas céntricas de Posadas en las garitas desde donde controlaban el tránsito “… y guay que el Inspector te encuentre dormido... te podía costar el puesto!”, asevera Salustiano.  Luego solicitó el traslado a la Comisaría de Candelaria. Trabajó un tiempo en la Comisaría del pueblo, después en el Destacamento de Profundidad, donde además los Esteche criaban animales de corral y hasta algunas vacas para ordeñar. Recuerda que junto a un cuñado que también era policía, construyeron el entonces Destacamento de las Minas.Habiendo logrado un nuevo traslado a la Comisaría de Alem, se compra un terreno y con esfuerzo construye una casita de material, una de las primeras en el barrio donde hoy día reside. En 1976 dejó de prestar servicio en la Comisaría de Leandro N. Alem, con el grado de Sargento Ayudante. Sin dejar de sonreírse dice: “lo que pasa que antes no se ascendía tan rápido como ahora…”, y en este recordar de su carrera, no se olvida de nombrar a numerosos camaradas y superiores. Salustiano recuerda que al día siguiente de haberse notificado del retiro llegó a la Comisaría a las 5.30 y antes de empezar la fajina como todos los días, hizo mate y se puso a tomar con el Encargado de Guardia, quien le preguntó qué estaba haciendo ahí a esa hora. Entonces se dio cuenta que ya estaba “jubilado”. En el barrio donde vive es muy conocido por su silbido chamamesero y su eterna alegría. Se destacó por sus trabajos de beneficencia ya que como Policía solía ir con los contraventores a pintar y reparar escuelas y también tenía una gran huerta en el terreno posterior del edificio policial, donde solía repartir verduras a todos los policías que prestaban servicio en la comisaría.
Tiene 5 hijos. Blanca Eva es jubilada docente, Alba Raquel es docente en San Vicente, Víctor Daniel es Comisario jubilado, Luis Rubén reside en Oberá y Ricardo Daniel es docente en Jardin América. Catorce nietos y cuatro bisnietos.