Para el personal de salud, oración de la noche

Sábado 4 de abril de 2020
José Miérez

Por José Miérez Gerontólogo

Señor,
Después de los trabajos del día quiero guardar silencio ante ti.
Tú me has dado la gracia de acabar este día bajo tu protección.
Gracias por estar conmigo y no haberme abandonado.
Te doy gracias por cada una de las horas que he podido vivir,
por cada momento hermoso, por los trabajos que pude realizar,
por las experiencias que he adquirido, por los encuentros que me enriquecieron,
y por todos los dolores he tenido que soportar.
Te traigo también todas las caídas del día. He hecho mucho y mucho he omitido. He empezado muchas cosas
y algunas no las he terminado.
He quedado debiendo mucho amor a mi prójimo.
Examen de conciencia
¿He rezado bien mis oraciones de la mañana, de la noche, antes y después de las comidas?
¿He observado el domingo y las fiestas de guardar?
¿He cumplido mis deberes de estado como esposo, esposa, madre de familia, hija, hijo, estudiante?
¿He cumplido mis deberes para con el prójimo, hable mal del prójimo?
Señor,
Dame disposición para perdonar.
Quiero ser libre de toda adversión, envidia y desconfianza.
Señor, amigo de la vida perdona mi culpa.
Protege a todos con quienes hoy me he encontrado y dales luz de tu amor.
Quédate con nosotros, Señor, en el atardecer de este día, en el ocaso de nuestra vida,
y en el ocaso de este mundo.
Quédate con nosotros con tu gracia y amor, con tu palabra y tu sacramento,
con tu consuelo y bendición.
Quédate con nosotros y protégenos de las horas silenciosas de la noche,
quédate con nosotros si se nos acerca la noche de la pena y la angustia,
la noche de la duda y de la tentación, la noche de la muerte.
Quédate con nosotros y con todos los hombres.
Has que tomemos parte de la miseria del mundo, de la angustia de los cristianos perseguidos
a causa de su fe, del temor de los sacerdotes que han perdido su sostén.
Dales a todos la gracia de sobreponerse, el valor de dar testimonio.
Dales a todos alegría en el dolor de todo lo que nos está ocurriendo en estos momentos.
Para muchos el día de hoy fue el último. A ellos, Señor concédeles la eterna dicha contigo.
Has que no olvidemos que esta vida es pasajera, para que andemos contigo en ella.
Has que estemos prevenidos cuando nuestra vida llegue al fin y tú nos llames.
Señor, que descienda a nosotros tu misericordia y tu bendición.
¡Señor, Dios mío, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Ha llegado la noche que nos diste para descansar y recuperar las fuerzas necesarias
para poder vivir un nuevo día de nuestra existencia, en la vocación que nos señalaste
y las ocupaciones propias de ellas.
Te doy sinceras gracias por el día de hoy y cuanto me ha traído.
Sé que nada aconteció sin que lo hayas así querido, permitido o tolerado, y todo por mi bien.
Por eso te doy gracias mi Creador y Padre, a ti, Jesús, mi Redentor y hermano,
y a ti Espíritu Santo, mi santificador y dulce huésped de mi alma.
Te alabo o Trinidad Santísima, te bendigo, Dios uno y Trino y te quiero amar
con todas las fibras de mi corazón.
Sé que a pesar de mis propósitos no he sido fiel a tu presencia como debiera haber hecho.
Ilumíname, te ruego o Espíritu Santo para conocer las fallas que he cometido.
Acto de constricción: Pésame, Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como tú.
Antes querría haber muerto por haberte ofendido; propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas del pecado, Amén.
Oh Espíritu Divino, que habitas en mi alma, te encomiendo todo mi ser, mi familia y allegados, amigos y bienhechores; al sumo pontífice, a los obispos y sacerdotes, a las Órdenes religiosas, a los aspirantes al estado sacerdotal y religioso, a todos los fieles, a los disidentes y paganos, a todos los hombres de buena voluntad, gobernantes y dirigentes, padres de familia, niños y jóvenes, a los enfermos moribundos y a las ánimas del purgatorio: para todos te pido perdón y la gracia de la salvación.
Virgen María Reina del mundo y madre de todos los viviente. San José, Santos Patronos nuestros; Ángeles y Santos del Cielo socorrednos, amparadnos y ayudadnos.
Pensamientos Antes de Dormir: Yo he de morir, mas no sé cuándo; yo he de morir, más no sé dónde; yo he de morir, mas no sé cómo; lo que se dé cierto es que, si muero en pecado mortal, me condeno para siempre. Jesús mío misericordia, Dulce Corazón de María, se la salvación mía.
En estos momentos de grandes crisis por la que estamos pasando como pueblo argentino y acá también en Misiones; lo que tenemos que hacer es, en este momento precisamente, dar una ayuda a nuestro prójimo, y a todas aquellas personas que no conocemos, pero si sabemos que nos necesitan, aunque sea unas palabras de consuelo, si es que han perdido algún familiar o algún amigo.
Hasta siempre, no bajemos los brazos, ayudémonos y cuidémonos unos a otros.
Hasta pronto.