El arte que devuelve la vida

Domingo 18 de agosto de 2019 | 02:00hs.
María Elena Hipólito

Por María Elena Hipólito sociedad@elterritorio.com.ar

“Cómo me gustaría que don Juan volviera por un momento para ver esto”, repiten los vecinos más antiguos de Puerto Iguazú al observar cómo la histórica hostería de la localidad volvió a la vida y se convirtió en la Cabaña de los Muñecos, que lleva adelante la cooperativa Kossa Nostra.
Es que don Juan Goetze y su esposa Carolina la construyeron con sus propias manos en una Argentina que por ese entonces era considerada una tierra prometedora y de paz, teniendo en cuenta lo vapuleada que estaba Europa después de dos Guerras Mundiales. El matrimonio llegó en 1946 desde Alemania a la Ciudad de las Cataratas cuando aún llevaba el nombre de Puerto Aguirre, tenía calles de tierra y era un poblado de 3.000 habitantes. Fue en el 49 cuando el terreno les fue concedido donde se sitúa hasta hoy: a unos pocos pasos del Hito Tres Fronteras.
Juan y Carolina fueron reconocidos pioneros de la ciudad y es la sangre la que los une a los Kossa Nostra, porque fueron los abuelos de Marcelo Reynoso, una de las almas más inquietas del grupo titiritero.
La vivienda fue construida con el estilo típico de una cabaña alemana con madera y de dos pisos. Albergó a la pareja y a sus cinco hijos, pero la casa familiar se terminó convirtiendo en una hostería, recibiendo así a los turistas que llegaban.

Descubrir los tesoros
El proceso de rescate estuvo a cargo del arquitecto Juan Curti quien realizó su trabajo con un criterio de restauración conservativa y, al mismo tiempo, reparando en la refuncionalización del espacio con la modernización tecnológica que requiere para las funciones de títeres.
Fue durante esa labor que los tesoros familiares, una parte de la historia de Marcelo Reynoso fueron saliendo a la luz y sorprendiéndolo en el camino.
“Fue un trabajo arqueológico ver cómo estaba hecho y todo lo que se pudo rescatar. Se fueron encontrando valijas, libros de Karl Marx en alemán que estaban en los entrepisos. Ahora, por ejemplo, estamos restaurando un escritorio que era del abuelo”, contó Tuny Bóveda, una de las integrantes del grupo.
Y continuó: “Hay un piano que se logró rescatar porque el papá de ese abuelo, el bisabuelo de Marcelo, era fabricante de pianos antes de Primera Guerra Mundial. Después fue apropiada para hacer una fábrica de aviones para la guerra. Ese piano se pudo rescatar y sigue funcionando; llega la gente y toca un tema de Charly”.
La casona mantiene su estilo arquitectónico y más que nada su espíritu festivo, de encuentro pero esta vez con la excusa del arte y del teatro de muñecos. Kossa Nostra empezó a trabajar en este proyecto con el que venía soñando hace muchos años en 2015 y hace muy poco el espacio estuvo apto para realizar las funciones en el interior. Pero eso no quiere decir que durante estos años estuvo quieta, todo lo contrario, porque mientras se realizaban las refacciones en el edificio, las funciones se hacían en el patio de la casa.
“Fuimos creciendo como personas y como grupo humano. Con un concepto que es el de la fiesta popular y el rescate de la memoria, que en este caso se conjuga con la historia familiar que tiene Marcelo”, sostuvo Tuny.
Quienes conocieron la antigua hostería seguramente la encontrarán algo cambiada en su interior. Tuny se encargó de contar los espacios con los que cuenta actualmente: en el hall de entrada se encuentra el piano-bar donde se sirven bebidas y algunos menúes (allí también funciona una sede de la Editorial Universitaria), por un pasillo se accede a la sala principal con muchos colores con un escenario grande de madera con las instalaciones lumínicas necesarias para las funciones. Arriba está previsto que funcionen los camarines y las oficinas, además cuenta con un balcón interior desde donde se ve lo que sucede abajo
“Entre el público tenemos turistas y gente de la comunidad. Estamos contentos porque Iguazú no tiene muchos espacios abiertos para su comunidad porque siempre está pensando en el turismo. Estamos camino al Hito Tres Fronteras, a cuatro cuadras de las tres fronteras reales, el turista que va a Iguazú pasa sí o sí por ahí”, destacó la titiritera.
Después de un mes de julio exitoso en cuanto a convocatoria, el grupo decidió poner en pausa sus actividades durante agosto para que se concrete la conexión cloacal que les prometieron desde la Provincia a fin de poder habilitar formalmente el espacio.
Esta casona por la que pasaron y habitaron numerosos turistas y visitantes fue declarada Patrimonio Arquitectónico por el Concejo Deliberante de Iguazú y el proyecto cultural de los Kossa con la Cabaña de los Muñecos fue declarado de interés por la Cámara de Representantes. Además cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro (INT), el Ministerio de Turismo de la provincia y la Universidad Nacional de Misiones.