Por María Elena Hipólito sociedad@elterritorio.com.ar
“Cómo me gustaría que don Juan volviera por un momento para ver esto”,
repiten los vecinos más antiguos de Puerto Iguazú al observar cómo la
histórica hostería de la localidad volvió a la vida y se convirtió en la
Cabaña de los Muñecos, que lleva adelante la cooperativa Kossa Nostra.
Es que don Juan Goetze y su esposa Carolina la construyeron con sus
propias manos en una Argentina que por ese entonces era considerada una
tierra prometedora y de paz, teniendo en cuenta lo vapuleada que estaba
Europa después de dos Guerras Mundiales. El matrimonio llegó en 1946
desde Alemania a la Ciudad de las Cataratas cuando aún llevaba el nombre
de Puerto Aguirre, tenía calles de tierra y era un poblado de 3.000
habitantes. Fue en el 49 cuando el terreno les fue concedido donde se
sitúa hasta hoy: a unos pocos pasos del Hito Tres Fronteras.
Juan y Carolina fueron reconocidos pioneros de la ciudad y es la sangre
la que los une a los Kossa Nostra, porque fueron los abuelos de Marcelo
Reynoso, una de las almas más inquietas del grupo titiritero.
La vivienda fue construida con el estilo típico de una cabaña alemana
con madera y de dos pisos. Albergó a la pareja y a sus cinco hijos, pero
la casa familiar se terminó convirtiendo en una hostería, recibiendo
así a los turistas que llegaban.
Descubrir los tesoros
El proceso de rescate estuvo a cargo del arquitecto Juan Curti quien
realizó su trabajo con un criterio de restauración conservativa y, al
mismo tiempo, reparando en la refuncionalización del espacio con la
modernización tecnológica que requiere para las funciones de títeres.
Fue durante esa labor que los tesoros familiares, una parte de la
historia de Marcelo Reynoso fueron saliendo a la luz y sorprendiéndolo
en el camino.
“Fue un trabajo arqueológico ver cómo estaba hecho y todo lo que se pudo
rescatar. Se fueron encontrando valijas, libros de Karl Marx en alemán
que estaban en los entrepisos. Ahora, por ejemplo, estamos restaurando
un escritorio que era del abuelo”, contó Tuny Bóveda, una de las
integrantes del grupo.
Y continuó: “Hay un piano que se logró rescatar porque el papá de ese
abuelo, el bisabuelo de Marcelo, era fabricante de pianos antes de
Primera Guerra Mundial. Después fue apropiada para hacer una fábrica de
aviones para la guerra. Ese piano se pudo rescatar y sigue funcionando;
llega la gente y toca un tema de Charly”.
La casona mantiene su estilo arquitectónico y más que nada su espíritu
festivo, de encuentro pero esta vez con la excusa del arte y del teatro
de muñecos. Kossa Nostra empezó a trabajar en este proyecto con el que
venía soñando hace muchos años en 2015 y hace muy poco el espacio estuvo
apto para realizar las funciones en el interior. Pero eso no quiere
decir que durante estos años estuvo quieta, todo lo contrario, porque
mientras se realizaban las refacciones en el edificio, las funciones se
hacían en el patio de la casa.
“Fuimos creciendo como personas y como grupo humano. Con un concepto que
es el de la fiesta popular y el rescate de la memoria, que en este caso
se conjuga con la historia familiar que tiene Marcelo”, sostuvo Tuny.
Quienes conocieron la antigua hostería seguramente la encontrarán algo
cambiada en su interior. Tuny se encargó de contar los espacios con los
que cuenta actualmente: en el hall de entrada se encuentra el piano-bar
donde se sirven bebidas y algunos menúes (allí también funciona una sede
de la Editorial Universitaria), por un pasillo se accede a la sala
principal con muchos colores con un escenario grande de madera con las
instalaciones lumínicas necesarias para las funciones. Arriba está
previsto que funcionen los camarines y las oficinas, además cuenta con
un balcón interior desde donde se ve lo que sucede abajo
“Entre el público tenemos turistas y gente de la comunidad. Estamos
contentos porque Iguazú no tiene muchos espacios abiertos para su
comunidad porque siempre está pensando en el turismo. Estamos camino al
Hito Tres Fronteras, a cuatro cuadras de las tres fronteras reales, el
turista que va a Iguazú pasa sí o sí por ahí”, destacó la titiritera.
Después de un mes de julio exitoso en cuanto a convocatoria, el grupo
decidió poner en pausa sus actividades durante agosto para que se
concrete la conexión cloacal que les prometieron desde la Provincia a
fin de poder habilitar formalmente el espacio.
Esta casona por la que pasaron y habitaron numerosos turistas y
visitantes fue declarada Patrimonio Arquitectónico por el Concejo
Deliberante de Iguazú y el proyecto cultural de los Kossa con la Cabaña
de los Muñecos fue declarado de interés por la Cámara de Representantes.
Además cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro (INT), el
Ministerio de Turismo de la provincia y la Universidad Nacional de
Misiones.