“El chico vino con el cuchillo para hincarme a mí pero mi hermano se metió”

Viernes 3 de julio de 2020
Carlos Cardozo

Por Carlos Manuel Cardozo fojacero@elterritorio.com.ar

Las horas posteriores al crimen de Nahuel Claudio Romero (23) en el barrio A4 fueron agitadas. El joven fue atacado de dos puntazos el miércoles por la tarde y el agresor, identificado como Hernán Francisco D. O. (19), huyó de la escena y se mantuvo en condición de prófugo hasta que fue detenido ayer por la mañana. 
Pero eso no fue todo. En el medio, familiares y amigos, motivados por la venganza, salieron también en búsqueda del sindicado agresor. Según detallaron a El Territorio fuentes policiales, los efectivos de la Comisaría Decimoprimera tomaron conocimiento que se movilizaban en dos vehículos. 
El temor mayor era que estuvieran armados y que quieran responder con más muerte la pérdida de “Huesito”, como conocían a Romero. 
En este contexto, las dependencias del GIR, Infantería, GOE y comisarías de la zona montaron durante la noche un amplio procedimiento en A4 y también en el barrio San Lorenzo. 
Justamente, en este último pudieron localizar a los vehículos en que se movilizaban y confirmar las sospechas: detuvieron a un hermano mayor de Romero, de 26 años, que se encontraba con un grupo de nueve personas, entre ellas una mujer y dos adolescentes. 
A excepción de los menores, el grupo de entre 21 y 31 años quedó demorado por averiguación de antecedentes. No se reportó la incautación de ningún arma.

La vigilia
El Territorio estuvo nuevamente ayer al mediodía en el lugar de los hechos. A esa hora, en la casa del joven asesinado aún esperaban sus restos, que habían sido trasladados a autopsia por orden del Juzgado de Instrucción Tres, a cargo del juez Fernando Verón. Una dolorosa y fría espera. 
La cuadra, sin la presencia de  patrulleros y uniformados de la Policía Científica, estaba mucho más tranquila y silenciosa. 
Dentro de la vivienda se encontraban los familiares, que se despabilaban con mates y un baño reparador después de una noche larga. Afuera, los amigos también hacían el aguante a su manera: tomando cervezas y combatiendo el hambre con pan y alguna comida caliente que les ofrecían los Romero. 
Estuvieron toda la noche allí, resistiendo las bajas temperaturas. Uno dijo que llegó a las 19 del miércoles y otro a las 22. Todos recordaron al joven que le arrebataron la vida como “más bueno que el pan”, que “no le molestaba a nadie” y que “se daba con todos”.
Natalia Romero (21), hermana menor de Huesito, señaló que el homicidio del joven ocurrió porque él quiso defenderla a ella y a su madre. La muchacha relató que todo empezó en horas de la madrugada del miércoles, cerca de las 2, cuando escuchó que había gente robando en el taller de su casa y cuando salió a ver encontró al señalado asesino huyendo con un gato hidráulico que finalmente no pudo llevarse. 

La pelea
“Sabíamos que era él, pero en ningún momento fuimos a su casa ni nada. A eso de las 15.30 viene a hacer quilombo y le tiró un botellazo a mis hermanos”, continuó, describiendo una escena que también fue relatada por los vecinos horas después del crimen. La joven entonces salió y al abrir el portón se encontró con que el agresor también tiraba piedras. 
Natalia aseguró que el señalado homicida estaba bajo los efectos de estupefacientes. “Mi mamá sale y le dice que se vaya porque no quería quilombo y en eso viene mi hermano (Nahuel) y le dice ‘andate, ya fue, vos estás re loco, vení cuando estés sano’”. 
El joven hizo caso. Se fue para su casa, que queda a  menos de dos cuadras, pero volvió a los cinco minutos con su hermano. 
Al lugar también llegaron familiares de Hernán Francisco D. O. (19), quien momentos después terminaría cometiendo el crimen. 
El tumulto entre las dos familias ocurrió en la esquina, bien frente a un quiosco de barrio, cuyo dueño atiende por una ventana. Dijo la entrevistada que su madre repitió lo mismo que su hermano: “Terminó ya, andate para tu casa y volvé cuando estés sano vamos a arreglar”. 
Pero a continuación añadió que “la cuestión es que el chico agarra una botella y le tira a mi mamá. Yo estaba en frente y le cubrí, la botella me pegó en la espalda. Mi hermano vio y dijo ‘que te metés con mi mamá’ y empezaron a los empujones y el chico vino con el cuchillo para hincarme a mí, pero mi hermano se mete y le hinca en el lado derecho de la espalda”, agregó. 
La joven continuó diciendo  que después de ese ataque el agresor también buscó lesionar a otra hermana, pero fue detenido por la víctima, quien lo abrazó por la espalda. “Ahí le hinca por segunda vez abajo de la costilla y mi hermano cae en el piso. Le miro cómo tiene la herida y el vago saca el cuchillo y sale a correr”, describió compungida. 
Primero lo llevaron a la salita del barrio en un auto, donde Huesito llegó con sus últimas fuerzas. Le asistieron con oxígeno, pero no resistió y perdió la vida antes de que la ambulancia llegue al lugar. El médico policial confirmó que tenía dos heridas punzocortantes de tres y cinco centímetros, respectivamente, además de excoriaciones. 
La familia pidió ayer por Justicia y quiere que el acusado pague por lo que ocurrió.   
“Él tiene una señora y una nena de tres años. Ayer me dijo mi cuñada ‘qué voy a hacer si mi mundo era Génesis y Hueso no más’ y la verdad que no sabemos qué responderle porque también tenemos nuestro dolor. No puede ser,  dejó a una nena sin papá, por una pelea y por pavadas. Ellos no nos querían a nosotros, pero no era para tanto”, concluyó  Natalia. 

La detención, sin resistencia

La aprehensión de Hernán Francisco D. O. (19) ocurrió después de una larga noche de búsqueda e investigaciones. Los pesquisas de la comisaría local y la Dirección de Investigaciones hicieron varios allanamientos y lograron incautar en la casa del detenido dos cuchillos. Las averiguaciones recogieron el dato de que una de sus hermanas, domiciliada en el barrio San Onofre, podría tener conocimiento de su paradero y hasta allí se dirigieron cerca de las 7 de la mañana. La joven confirmó que iría a verlo al barrio San Jorge, por lo que se montó una vigilancia sobre ella. Los policías la siguieron hasta el acceso del mencionado barrio, sobre ruta nacional 12, donde la mujer levantó al sospechoso. En el vehículo ambos se dirigieron hasta la avenida Cocomarola y su intersección con la calle 180, donde finalmente se concretó la detención. Al igual que su hermana, el implicado se mostró colaborativo y fue alojado en una celda a la espera de determinaciones de las autoridades del Juzgado de Instrucción Tres. Hoy o mañana podría ser trasladado a prestar declaración indagatoria, donde tendrá la posibilidad de dar su versión de los hechos.