“Es una asesina y si le dan prisión domiciliaria puede volver a matar”

Domingo 18 de agosto de 2019
El último almuerzo entre hermanos ocurrió días antes de que La Palita asesinara a su marido (centro). | Foto: Daniel Villamea
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea fojacero@elterritorio.com.ar

Recuerdan a su hermano como un hombre amoroso con la familia, siempre pendiente de los suyos, trabajador incansable, fanático de River y amante de la pesca. Al mismo tiempo, lamentan el calvario que padeció con su mujer, las agresiones físicas, el maltrato psicológico y el peor final.
Por primera vez, Miguel Ángel y Héctor Orlando Paganetto accedieron a una entrevista periodística para contar su versión de la historia que concluyó con el homicidio de su hermano, el aduanero César Oscar Paganetto (64), quien el 9 de julio del año pasado fue ultimado de dos disparos por su esposa, Luisa “La Palita” Báez (73).
Hace tres meses, en juicio abreviado, la mujer reconoció la autoría del hecho y, una vez que quede firme la sentencia, por su avanzada edad podrá gozar de prisión domiciliaria.
Pero los hermanos de la víctima cuestionaron dicho beneficio, recordaron los antecedentes de violencia de La Palita y aseguraron que se trata de una persona muy peligrosa.
“Los jueces que firmen la sentencia de la prisión domiciliaria, que después se hagan cargo si cumple su palabra y vuelve a matar, porque a todos nos tiene amenazados. Toda la vida le amenazó de muerte a mi hermano y cumplió. Siempre decía: ‘yo a este gordito le voy a sacar en los diarios’. Es una asesina y si le dan la prisión domiciliaria puede volver a matar. Tienen que ser conscientes de eso”, reflexionó Héctor.
Por su parte, Miguel opinó que “darle prisión domiciliaria es como dejarla libre y es un peligro para mucha gente”.
En diálogo con El Territorio, aseguraron que su hermano siempre fue maltratado por su esposa y explotado económicamente por la hija de ésta, quien ahora reclama la herencia.

Golpes y amenazas
Transcurridos trece meses del homicidio del aduanero, sus hermanos recordaron que una semana antes se fueron a pescar a Alba Posse y estaba contento porque en apenas tres meses se jubilaba.
“Quería aprovechar para viajar y conocer el país, decía. Pero qué va pasear si la asesina no le dejaba ni ir a pescar con nosotros y nos teníamos que juntar a escondidas, como esa última vez que nos vimos”, lamentó Héctor.
Aseguró que la víctima vivió un calvario al lado de su mujer y que si aguantó tantos años fue porque se sentía amenazado y temía por su familia, hermanos y sobrinos.
“Ella siempre le golpeó, pero él negaba. Un día me dijo que estaba todo arañado porque le corrió a una gallina y se metió debajo de un rosedal. Otra vez lo vi muy golpeado y me dijo que tuvo un asalto en la casa, pero averiguamos y nunca hizo la denuncia. Pienso que mentía para no presentarse así en el trabajo y para que nosotros no nos preocupemos”, agregó.
La Palita era tan posesiva, que cuando salía con ella su marido no podía saludar a nadie.
“Se juntó con ella cuando iba a tercer año de ingeniería electromecánica y la convivencia nunca fue buena. Si uno le preguntaba él era cortante, pero después me enteré que ella le decía ‘vos me dejás y termino con tu familia’, él sabía que era capaz y por eso aguantaba”, aseguró Héctor.
En tanto, señaló que las agresiones fueron incontables, aunque La Palita siempre habría gozado de cierta impunidad por contactos en diferentes esferas sociales.
“En tantos años compartimos un solo almuerzo en su casa, porque siempre nos atendió afuera. Ese día, ella vino cuando el asado estaba listo y empezó a insultarlo. Ahí se terminó y nos fuimos sin almorzar”, recordó.

“Mamá le asesinó”
Sobre el día del hecho, precisaron que Miguel Ángel se hallaba en Buenos Aires y Héctor en 25 de Mayo, donde reside.
“Me escribió y me contó que estaba haciendo un chanchito y que hacía frío. Así era siempre, pendiente de dónde estábamos y qué hacíamos”, comentó Miguel Ángel.
Por el horario de las últimas conversaciones, estimaron que su hermano fue asesinado entre las cuatro y las seis de la tarde del 9 de julio del año pasado, es decir que La Palita permaneció por lo menos cuatro horas con el cadáver en la casa, hasta que a las 21.50 solicitó asistencia médica privada y aguardó afuera.
Una vez en la ambulancia, comentó que su marido estaba muerto, por lo que a las 22.15 llegaron a la base y dieron aviso a la Policía.
La primera versión de la mujer fue que un sujeto flaco y alto con capucha negra irrumpió en el domicilio y mató a su esposo, lo que rápidamente fue descartado por varios indicios.
“Le llamé a Hugo, el hijo (de Báez) que vive en Buenos Aires, para avisarle que mataron a César y me respondió: “no, no pude ser Lito, fue mamá, mamá le asesinó, cómo hizo eso”. El propio hijo sabía de lo que era capaz”, expresó Héctor Paganetto.
Asimismo, precisó que al otro día se entrevistó con la jueza de Instrucción Uno, Alba Kunzmann de Gauchat, quien le indicó que debía acompañar a la Policía a la escena del crimen.
“Nunca vi una cosa igual, una mugre total. Ella nunca dejaba que entren a la casa. Había telaraña desde el cielorraso hasta el piso. Lleno de flores blancas de plástico, más sucias que en el cementerio. El único lugar limpio era un sillón blanco donde ella se sentaba a mirar la novela”, graficó.
Hasta ese momento no se sabía el motivo del deceso, aunque sospechaban de disparos, puesto que La Palita siempre llevaba un revólver en la cartera. Tras varias horas de búsqueda hallaron el 38 escondido debajo de un mueble.

Desmienten acusaciones
Los hermanos del aduanero también desestimaron las declaraciones de la hija de La Palita, quien lleva el apellido Paganetto, aunque no es hija biológica del aduanero.
“Ella dice que no le avisamos de la muerte, pero a las 7 de la mañana del otro día se presentó en la Afip pidiendo el seguro de vida de mi hermano. Por eso desconfío si no estuvo cuando mataron a mi hermano o si estaba enterada de algo”, indicó Héctor.
Por su parte, Miguel señaló que la hija de la acusada trató de implicarlos al declarar que su madre pudo haber reaccionado cuando uno de ellos le fue a pedir plata y el aduanero defendió a su hermano.
“Pero podemos probar que yo estaba en Buenos Aires y Héctor en 25 de Mayo. La hija es tan peligrosa como la madre y, para colmo, difama a todo el mundo. A nosotros, a los jueces, hasta al intendente”, indicó Miguel.
Los hermanos Paganetto coincidieron en que el interés de la hija de la imputada es económico, ya que años atrás le hizo juicio al aduanero.
“Ella nunca trabajó, entonces cuando se separó del marido le hizo una denuncia por cuota alimentaria a mi hermano, quien le dio el apellido. Después ella discutió con la madre y los denunció a los dos por violencia familiar. En una de esas audiencias mi hermano dejó asentado que nunca tuvo hijos con la mujer, aunque le dio el apellido a la hija de ella”, precisó Héctor.
Y agregó: “Ahora pienso que capaz le dio el apellido a la hija porque la mujer lo tenía amenazado. Nosotros nos enteramos hace poco de que le dio el apellido, nuestro hermano nunca nos contó”.
En ese contexto, los hermanos recurrieron a la justicia civil para revocar el apellido de quien hasta aquí sería la heredera del aduanero, aunque en primera instancia obtuvieron un fallo adverso. De todas formas, anticiparon que apelarán la sentencia.