Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar
Los detenidos por el crimen de la sargento Romina Beatriz Rodríguez
(35), cometido el martes en su casa del barrio Nuevo Garupá, iniciaron
ayer su periplo judicial y recibieron una imputación que a la larga
podría equivalerles un dura condena.
Tal como estaba previsto, los tres principales sospechosos -más un
cuarto sujeto que fue detenido a última hora después de algunos
testimonios que lo comprometieron con el caso- fueron trasladados ayer a
la mañana hasta la sede del Juzgado de Instrucción Dos de Posadas.
De acuerdo a lo consignado por fuentes consultadas por El Territorio,
los detenidos llegaron al juzgado minutos antes de las 9 y las
audiencias se extendieron hasta después del mediodía.
En esa instancia, uno a uno, los implicados comparecieron en audiencia
de declaración indagatoria ante el magistrado Juan Manuel Monte y todos
tomaron el mismo camino: guardar silencio y abstenerse de declarar.
Luego de ello, las autoridades al frente del caso le notificaron a cada
uno los elementos que se registran en sus contra y los implicados fueron
imputados por el delito de homicidio agravado por uso de arma de fuego,
en poblado y en banda.
Tras culminar las diligencias judiciales, el cuarteto volvió a ser
trasladado a la celda, donde permanecen detenidos desde el martes a la
tarde, cuando la Policía concretó los primeros procedimientos vinculados
al hecho que sacudió a la comunidad misionera.
Como viene publicando este matutino, los principales sospechosos del
caso son Adelio “Sacachispas” W. (28), Braian B. (18) y Claudio O. (19).
Se cree que los dos primeros fueron quienes ingresaron a la vivienda de
la sargento para perpetrar un robo, mientras que el restante ofició de
“campana”.
Durante la jornada del jueves, la Justicia dispuso la liberación de un
cuarto sospechoso, pero en la víspera las fuentes confirmaron la
detención de otro sujeto que fue ubicado junto al grupo en inmediaciones
a la escena del hecho y por eso volvieron a ser cuatro los detenidos
bajo investigación.
La pesquisa
Los involucrados residen en el mismo barrio de la sargento o en zonas
aledañas y serían conocidos por sus constantes andanzas delictivas
cometidas bajo los efectivos del alcohol o las drogas.
Los pesquisas llegaron hasta ellos a partir de una serie de testimonios
recolectados durante los trabajos de campo que los ubicaban rondando la
vivienda de la sargento durante la noche previa al hecho e incluso
fueron vistos durante la madrugada siguiente compartiendo bebidas
alcohólicas en una de las esquinas del barrio Nuevo Garupá.
Fue en medio de esas circunstancias que los involucrados habrían
decidido llevar adelante un robo, hecho para el cual ya tenían elegido o
“marcada” la casa de Rodríguez, lugar sobre el cual incluso ya habían
realizado inteligencia sobre los movimientos de todos los ocupantes de
la propiedad.
Fue así que, según lo trazado por los pesquisas intervinientes, los
jóvenes habrían esperado a que el concubino de la sargento saliera rumbo
a su trabajo para aprovechar la situación e ingresar a la vivienda,
donde se encontraron con Rodríguez dentro de una habitación junto a su
hijo de 6 años.
Según lo que se pudo reconstruir en base a determinados elementos, la
mujer realizó una última publicación en Facebook a las 7.40 de la mañana
del martes, mientras que el aviso a la Policía habría sido efectuado
cerca de las 8.15.
Los vecinos oyeron tres detonaciones y la autopsia lo terminó
confirmando. El examen forense determinó que la víctima sufrió tres
impactos de bala: uno en la panza, otro en la cabeza -que atravesó su
muñeca- y el restante en el dedo pulgar. Los pesquisas creen que la
mujer intentó cubrirse el rostro con el celular en la mano, ya que el
aparato quedó destruido por uno de los proyectiles.
El único faltante que se constató en la vivienda fue el arma
reglamentaria de la mujer, que, se presume, fue el botín que los
delincuentes fueron a buscar. Otras fuentes señalan que, aparentemente,
la pareja guardaba un dinero destinado a la compra de una propiedad,
pero esto no fue confirmado.
Lo cierto es que la pistola 9 milímetros de la mujer desapareció y permanece en esa misma condición.
Desde el inicio de la investigación, los pesquisas de la Policía
realizaron diversos procedimientos que incluyeron rastrillajes en la
zona y allanamientos en viviendas vinculadas a los sospechosos, pero
hasta el momento tanto el arma sustraída como la que se utilizó para
matar a la sargento siguen sin ser encontradas. Se cree que uno de los
implicados portaba un revólver calibre 22 durante la madrugada del
hecho.
Hallar estas armas es clave para robustecer la investigación y sumar elementos de prueba en contra de la banda bajo la lupa.
En la pesquisa participan los efectivos de la Investigaciones Complejas y de la Dirección Homicidios.
El caso
El crimen de la sargento Rodríguez fue perpetrado el martes a la mañana, en su casa del barrio Nuevo Garupá.
La mujer integraba las filas de la fuerza provincial desde 2007 y
actualmente cumplía funciones en la Dirección Judicial, aunque se
encontraba gozando de licencia por el embarazo de siete meses que
cursaba. La uniformada además era madre de una adolescente y de un niño
de 6 años, quien presenció el ataque, y estaba en pareja con un
funcionario municipal de Posadas.
Su asesinato caló hondo, no sólo en la institución policial sino en la sociedad toda.
“Lo único que quiero es que se descubra quiénes fueron y que paguen por
lo que hicieron porque no sólo me sacaron a mi única hermana, sino
también a mi sobrinita. Ojalá se haga justicia porque es muy injusto lo
que sucedió, se llevaron dos vidas y no puede ser que por una pistola
hayan hecho todo esto”, reclamó su hermana, Andrea.