Las huellas de Borges en Posadas

Miércoles 24 de agosto de 2011

El 24 de agosto de 1899 nació en Buenos Aires Jorge Luis Borges, quien alcanzaría con el tiempo un alto sitial en la literatura argentina del siglo XX.
En su homenaje,a 112 años de su nacimiento. Se transcriben los fragmentos sustanciales de una de las conferencias que el escritor brindó en esta ciudad, rescatado este año por Letras en la Biblioteca municipal de Mar del Plata . 

 

Borges en el Club Social
En agosto de 1950, Año del Libertador - a una semana de cumplir sus 51 - Jorge Luis Borges brindó en Posadas, puntualmente en el Club Social, dos conferencias; una titulada La literatura gauchesca y la otra, Almafuerte.

A 61 años no queda del paso de esas horas más registro que la crónica periodística de El Territorio. Sin embargo el rescate íntegro de la primera de esas conferencias,  publicada por el Instituto Popular de Conferencias en 1949, permite reconstruir una de las piezas que con seguridad se integrará a la historia literaria de  Posadas. 

 

La literatura gauchesca
En el comienzo de su conferencia, para explicar los orígenes de la literatura gauchesca, Borges diferencia elementos que no son de exclusiva pertenencia del gaucho argentino (la vida pastoril ha sido típica de muchas regiones de América; desde Montana y Oregon hasta Chile, hasta ahora no han producido una literatura equiparable a la de nuestros Ascasubi o Hernández...) y exalta la incidencia del carácter urbano de Buenos Aires para la formación de lo gauchesco (las guerras de Independencia, del Brasil... hicieron que hombres de la cultura civil se compenetraran con el gauchaje de las milicias).
“De la azarosa conjunción de esos dos estilos vitales, remarcó Borges,nació la literatura gauchesca”.

 

Los cinco poetas
“El iniciador fue el montevideano Bartolomé Hidalgo. Le ocurre lo que a todos los precursores; corre el albur de parecer un torpe imitador de quienes lo imitaron, perfeccionándolo. Hidalgo descubrió la entonación del gaucho y en mi corta experiencia de narrador he comprobado que saber cómo habla un personaje es saber quién es, y que descubrir una voz es haber descubierto un destino...
“Hidalgo sobrevive en Hilario Ascasubi, quien a su vez ha sido sacrificado a la gloria de Hernández aunque los dos poetas tienen poquísimo en común fuera de la materia gauchesca: a Hernández le importa sobre todo la injusta suerte de los gauchos, Ascasubi es un poeta visual. Es ilustrativo cotejar la noticia de los malones que hay en Martín Fierro con la visión espectacular de Ascasubi en el Santos Vega:

Pero al invadir la indiada se siente, porque a la fija, del campo la sabandija juye delante, asustada.

Y envueltos en la manguiada vienen perros cimarrones, zorros, avestruces, liones, gamas, liebres, y venaos, y cruzan atribulaos por entre las poblaciones.
Entonces los ovejeros, coliando, bravos torean, y también revolotean gritando los teruteros, pero eso sí, los primeros que anuncian la novedá, con toda seguridá cuando los Pampas avanzan, son los chajases que lanzan volando ¡chajá, chajá!

Y atrás de esas madrigueras, que los salvajes espantan cuando ajuera se levantan, como nubes, polvaredas preñadas, todas enteras de Pampas desmelenaos, que al trote largo apuraos sobre los potros tendidos, cargan pegando alaridos y en media luna formaos.

“El seudónimo más famoso de Ascasubi fue Aniceto el Gallo; Estanislao del Campo que lo imitaba firmó Anastasio el Pollo y este nombre ha quedado vinculado a el Fausto...
“Se ha dicho erróneamente que Del Campo no conoció al gaucho, pero ese desconocimiento, en un argentino de mediados del siglo XIX, que militó en Cepeda, en Pavón y en la revolución del 74, sería del todo inverosímil.
El cuarto poeta gauchesco es Antonio Lussich, autor de Los tres gauchos orientales. Este libro debe su paradójica fama a la circunstancia de ser una prefiguración bastante precisa del Martín Fierro. En ello estriba en mi opinión su único mérito; si José Hernández no hubiera escrito su magno poema, hoy podríamos olvidarnos, sin injusticia, de Los tres gauchos orientales. Felizmente para Lussich algunas estrofas de su pluma profetizan el Martín Fierro. Estas, por ejemplo:

Pero me llaman matrero, pues le juro a la catana, porque ese toque de diana en mi oreja suena fiero; libre soy como el pampero y siempre libre viví, libre fuí cuando salí dende el vientre de mi madre sin más perro que me ladre que el destino que corrí...

Soy amacho tirador, enlazo lindo y con gusto, tiro las bolas tan justo que más que acierto es primor. No se encuentra otro mejor pá reboliar una lanza, soy mentao por mi pujanza. Como valor, juerte y crudo, el sable a mi empuje rudo ¡jué Pucha! que hace matanza.

“La obra de Lussich apareció a mediados de junio de 1872, Martín Fierro en diciembre de ese año.

 

Martín Fierro
“Hemos llegado al libro de la literatura gauchesca. El poema de José Hernández cierra y corona la poesía gauchesca.
Lo siguen obras en prosa: las admirables, y hoy tan olvidadas, novelas de Eduardo Gutiérrez, el Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes, que aplica  una materia agreste, las metáforas peculiares de mil novecientos veinte y tantos. El paisano Aguilar, de Enrique Amorim, que registra con veracidad y con dura pasión la vida en el norte del Uruguay... Fuera de los diálogos, estos libros están redactados en lenguaje culto y no corresponden a la literatura gauchesca.
“La poesía gauchesca es una fusión, quizá única del espíritu ciudadano y de forma rural; no se trata por cierto de una variación o magnificación de las improvisaciones de los payadores. Dos, por lo menos, de los poetas que han cultivado ese arriesgado género, merecen perdurar en nuestra memoria: Ascasubi y Hernández.”
Las huellas de Borges ameritan conocer también el texto de su segunda conferencia (Almafuerte), que pronto llegará a Posadas.

 

 

Las últimas divinidades en San Ignacio Miní

 

Cuando Borges llegó a Posadas hacía un año que había publicado su cuento más famoso, El Aleph. En esas circunstancias respondió a un reportaje imaginario de El Territorio.
Usted encabeza El Aleph con dos epígrafes en inglés. ¿qué significan?
Es cierto. El primero es de Hamlet, y dice: “O God! I could be bounded in a nutshell, and count myself a King on infinite space”, y su  traducción sería : Oh Dios! Podría estar atrapado en una cáscara de nuez, y tenerme en cuenta como rey del espacio infinito. El segundo es de 1651, tomado del Leviathan, de Thomas Hobbes y dice: “But they will teach us that Eternity is the standing still of the present time, a Nunc-stans; which neither they, nor any else understand. No more than they would a Hic-stans for an Infinite greatnesse of Place”. Y cuya traducción sería:  Pero nos enseñarán que la eternidad se mantiene en el tiempo presente, un Nunc-stans; que ni ellos, ni cualquier otro entiende, no más de lo que Hic-stans entendería por una grandeza de espacio infinito.

 

¿Qué significan Nunc-stans, Hic -stans?
Stans” viene de la voz latina que nos da el verbo estar, así Nunc-stans significa: estar en el presente. Hic-stans, es: estar aquí. Fíjese que raro: Nunc, que suena a “nunca”, quiere decir “ahora” y Sto, como stop, quiere decir “estar de pie”. Son coordenadas variables del aquí y ahora que planteo en el cuento. En el párrafo elemental digo: “... hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor.
“Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
“Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo”.

 

¿Cuando estuvo en Misiones, conoció las ruinas de San Ignacio?
Sí, fui. Me llamaron mucho la atención esas construcciones sagradas y sobre todo unas simbólicas imágenes de ángeles talladas en los muros...

 

¿Qué le sugieren los ángeles?
Yo me los imagino siempre al anochecer, en la tardecita de los arrabales o de los descampados, en ese largo y quieto instante en que van quedando solas las cosas a espaldas del ocaso y en que los colores distintos parecen recuerdos... No hay que gastarlos mucho a los ángeles, son las divinidades últimos que hospedamos y a lo mejor se vuelan. Dos días y dos noches más que nosotros cuentan los ángeles: el Señor los creó el cuarto día y entre el sol recién inventado y la primera luna pudieron balconear la tierra nuevita que apenas era unos trigales y unos huertos cerca del agua. Estos ángeles primitivos eran estrellas.