“Las vacunas y el agua potable son medidas que evitan enfermedades”

Martes 14 de julio de 2020 | 00:00hs.

Ostenta un perfil tan modesto como multifacético. De agenda recargada, dadas las múltiples actividades que realiza. Desde la atención en consultorio, dictado de clases en la universidad y su inacabada pasión por la investigación científica. Sin embargo, sus ocupaciones no representan una barrera al momento de entrar en contacto con la comunidad. Se impone su vocación de servicio.}

Liliana Arce es pediatra e infectóloga. Está al frente desde hace años del Servicio de Infectología del Hospital de Pediatría Fernando Barreyro. Es además referente en la atención de enfermedades tropicales en el país, como dengue y leishmaniasis, e integra un equipo de investigación sobre el mal de Chagas (del laboratorio Bayer).

La médica Arce inaugura hoy un nuevo espacio en El Territorio: ConCiencia. Se trata de un ciclo de charlas a expertos en sanidad, quienes abordarán diferentes temáticas. Las entrevistas estarán en la plataforma www.elterritorio.com.ar en la segunda semana de cada mes. La propuesta busca aportar un granito de arena a los profesionales de la salud y a los padres. En la oportunidad, la médica se refirió a las enfermedades respiratorias en niños: mitos y verdades. Pasen y vean.

Cuando hablamos de infecciones respiratorias, ¿cuáles son las más comunes en Misiones y cuáles las más graves?
Estamos en el período estacional de más frecuencia de las infecciones respiratorias, que es el otoño y el invierno. Si no estuviera la pandemia del coronavirus, seguramente nuestros hospitales estarían saturados de las bronquiolitis, que es la enfermedad típica del lactante menor de 2 años, producida por un virus que se llama sincitial respiratorio y dada la anatomía, los bronquiolos tan finitos que tienen los lactantes, hace que esos bronquios se inflamen y se obstruyan. Entonces, son los chicos que vienen agitaditos, con tos, que no pueden comer, no pueden dormir. Esta enfermedad casi siempre tiene una buena evolución, pero hay que tener en cuenta en todas las enfermedades respiratorias a los pacientes que tienen enfermedades de base. Muchas veces nosotros internamos a pacientes que están de forma leve afectados.

Y si son leves, ¿por qué se recomienda internación?
Porque si es un cardiópata, es decir, enfermo del corazón, o un niño que nació prematuro y no desarrolló bien los pulmones, porque es un paciente que tienen una enfermedad respiratoria crónica o porque ya ha tenido una virosis y le ha dejado un daño que se llama Epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), porque es un chico que tiene bajas defensas o porque ha nacido con alguna deficiencia en su inmunidad o porque a veces el entorno social no es adecuado, no tenemos una madre con suficiente cultura y educación que comprenda, entonces vemos riesgo en ese niño y por eso a veces lo internamos. Y generalmente los más vulnerables son los niños menos de 1 año, son en los que más tenemos el ojo y la atención.

¿Hay niños que pueden tener Epoc? Generalmente se asocia esta enfermedad a adultos, a los fumadores…
El Epoc es una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que quiere decir que algo entró en el pulmón produjo daño. En el adulto está relacionado al tabaquismo, pero en el niño a infecciones virales que son muy graves. Por ejemplo, un paciente que entra con influenza y se ha producido un daño muy grave en los pulmoncitos, probablemente salga de terapia intensiva con oxigenodependencia, es decir, que van a vivir con oxígeno en su casa, y esos son los pacientes de Epoc o aquellos que tienen la enfermedad fibrioquística del páncreas -poco frecuente, pero es una enfermedad invalidante-  va dañando el pulmón y produce eso.
O a veces hay niños que nacen con los bronquios dilatados, o sea hasta hay enfermedades que dejan secuelas, por ejemplo, la coqueluche (tos convulsiva) o el sarampión, son enfermedades, son virus que entran en el pulmón y tienen esa capacidad destructiva, que deja después esa secuela en ese niñito que hace que sea muy vulnerable y cuando tenga una enfermedad por un virus o una bacteria, no la transitará de forma leve y banal, sino de forma grave, por eso la importancia de averiguar los factores de riesgo siempre que atendemos a un niño con infecciones respiratorias.

Ese consejo, atender los factores de riesgo, ¿es exclusivo para sus colegas?
No, yo diría que para madres… Si una mamá tiene un bebé o un niño con una cardiopatía congénita o ha sido operado, debe saber que cualquier infección viral bacteriana respiratoria va a ser siempre tomada como grave. Una mamá que ha pasado por un niño prematuro tiene que saber que si le agarra alguna infección viral bacteriana puede tener complicaciones. Es un comunicado también para las madres, o hay una mamá que ya sabe que ha padecido que ha estado en terapia su hijo, con una enfermedad viral que no ha salido bien porque está yendo y viniendo al kinesiólogo, neumólogos, pediatras... esa mamá ante un pequeño cuadro de fiebre, resfriado debe consultar; no debe consultar ya cuando el hijo está agitado, la disnea, como decimos con nosotros, debe consultar rápido, porque probablemente haga una forma rápidamente progresiva y grave de la enfermedad

Usted dijo algo que asusta muchos a los padres: infección bacteriana. ¿Hay bacterias en las vías respiratorias que pueden causar la muerte de un niño? ¿Cuáles son?
Sí, las bacterias cuando producen neumonía ya se habla de una infección invasiva… Quiere decir que ya la bacteria ha invadido al organismo. Porque la neumonía es una enfermedad invasiva, no es cualquier enfermedad. La bacteria Bordetella pertussis, que produce la enfermedad coqueluche o tos convulsa, pero tiene vacuna... La vacuna que se hace a los 2, a los 4, a los 6 y a los 18 meses que la mamá puede reconocer en el carné como la cuádruple, esa está evitando la enfermedad y también a los 11 se hace otra que se llama DTA, que también es para la coqueluche. ¿Y por qué? En el año 2011 se dio que hubo una reemergencia de la coqueluche, de golpe la coqueluche producía muchas muertes y muchas internaciones, entonces lo que se revisó en ese momento es que la vacuna que se colocaba en todas estas edades hasta los 18 meses y se reforzaba a los 6 años no daba  una inmunidad duradera. Es decir que el adolescente joven era el reservorio del coqueluche y el que transmitía los lactantes y el que producía las enfermedades, entonces se puso un refuerzo a los 11 años. Fue muy bueno, porque disminuyeron muchísimo las internaciones y la mortalidad.

La neumococo también es una bacteria que infunde temor...
Otra enfermedad que también está en el calendario y puede producir neumonía es la influenza y la gran vedette de todo esto es la neumococo, que produce no solamente neumonía sino también meningitis, los amófilos también. Y en 2011 comenzó la vacuna que se llama Prevnar 13, que se hace a los 3 y 5 meses y al año, y esa vacuna se eligió porque se estudió cuáles eran los neumococos que producían enfermedades invasivas, entonces se estudió en el laboratorio y se dijo estos son los serotipos del neumococos que producen las enfermedades invasivas, llámese meningitis y neumonía, y realmente el resultado fue extraordinario. Ha disminuido muchísimo la meningitis por neumococos que dejaba grandes secuelas, los chicos espáticos con sorderas, con convulsiones, con daños neurológicos, y la neumonía que producía la muerte.
Otra vacuna muy importante que no tiene que ver con la bacteria, pero que también produce neumonía severa es la influenza y es una de las cosas que insistimos los pediatras que las madres en todos los menores de 2 años y desde los 6 meses deben colocarles a los niños y doble refuerzo. En eso estamos un poco preocupados porque en esta pandemia del coronavirus la gente no va a los hospitales ni va a atención primaria por miedo, entonces estamos seguramente con una vacunación no adecuada en número. Tenemos temor los infectólogos que después de que salgamos de esta cuarentena, que ya se está prolongando mucho, de que realmente encontremos inmunizaciones que no son adecuadas en los niños.
También hay otra bacteria que asusta mucho y que no tiene vacuna que es el estafilococo, que es el que produce absceso, forúnculos (nacidos), forunculitis, daños en la piel, infecciones en la piel. Cuando ese estafilococo agarra una articulación y produce artritis, por ejemplo, y de ahí por vía sanguínea va a pulmón, el daño que produce es gravísimo y es señalador de muerte; así que también acá vemos la importancia de concurrir al médico ante infecciones repetidas de partes blandas, tengo un absceso, tengo un forúnculo…
Así que sí a las vacunas y sí a las consultas tempranas.

Remarcó de manera determinante la importancia de la vacunación, pero lo cierto es que hay un movimiento muy fuerte antivacunas. ¿Qué les diría usted a esos padres que tienen miedo de ponerles vacunas a sus hijos?
Los movimientos antivacunas que dicen que hay que enfrentarse al virus y tener la enfermedad porque todo lo que es sintético que tiene la vacuna, o sea el virus, los adyuvantes que ayudan a que tengas más inmunidad, los solventes, son sintéticos y alteran. La medicina homeópata dice que altera al miasma que es la energía vital… entonces no tienen un fundamento y yo le diría a esa gente que hemos colocado la vacuna de hepatitis A en el 2000 que ha hecho que no tengamos más insuficiencias o trasplantes hepáticos y ahí está demostrada la eficiencia de la vacuna. Hemos colocado una vacuna Bordetella pertussis reforzada en el 2011 y se terminaron los casos de muerte por bordetella. El último tétano fue en el 2007 en la provincia de Misiones, por una embarazada que no se hizo la vacuna.
Las vacunas y el agua potable son las medidas de salud pública para evitar las enfermedades.
El sarampión por estas sociedades antivacunas ha producido 172 países en Europa con sarampión con 114.000 enfermos y muertos; y en la ciudad de Buenos Aires en el 2019 hubo un brote de sarampión que hizo que se reforzará la vacuna y que gracias a Dios quedó ahí. Todo gracias a este movimiento antivacunas, yo lo que estoy mostrando es la consecuencia de no vacunar a un niño. Hemos erradicado la viruela y la polio. Hay suficiente evidencia de que las vacunas son buenas, tienen sus efectos adversos, uno en cada millón. El coronavirus, por ejemplo, no tiene vacunas, por ende nos enfermamos todos porque estamos todos susceptibles, esto nos tiene que dejar una enseñanza, debería servir como lección para los antivacunas: miren lo que pasa cuando hay un virus o una bacteria del cual no hay una vacuna.

En ese sentido, se habla del regreso a clases. ¿Qué consejos se puede dar a los padres y docentes,  en el caso de que vuelvan los chicos a compartir el aula?
Como primer ítem, para mí las únicas provincias que pueden volver a las aulas son las que tienen cero de circulación o muy poca. Segundo, esto requiere de un protocolo de sanidad en el que hay que primero capacitar a los docentes, estamos hablando de tres cosas importantes: uno, mantener distancia, un metro y medio; dos, llevar cubrebocas, que no me gusta esa palabra porque las narices andan afuera, debe ser cubrenarizboca; y tres, higiene permanente de manos. Tiene que haber escalonamiento en los horarios. Tiene que ser un protocolo riguroso, diseñado con docentes, gremios docentes, sanidad, infectólogos, científicos, en el que no se les escape nada. Los chicos necesitan salir, pero que lo hagan con la mayor prolijidad posible y con un equipo multidisciplinario que no dejen detalle sin revisar.