Mecánico con aires vintage

Sábado 25 de enero de 2020 | 09:30hs.
La pasión de Carlos Barreiro por arreglar y restaurar autos antiguos comenzó como una forma de conectarse con su padre y con ánimos de saciar su curiosidad por el funcionamiento de los elementos. Con el tiempo, y de manera autodidacta, adquirió los conocimientos. Hoy es un acérrimo defensor de estos vehículos y contagia a sus amigos y allegados en el rescate de lo clásico. Una especie de gurú, que ve en la restauración un ave fénix que resurge de entre las cenizas.

“Mi viejo siempre tuvo un trabajo que no le dejaba mucho tiempo en casa, las reparaciones fueron la manera de encontrarnos, y compartir, el poco tiempo que estaba. Teníamos esa conexión. Comenzó por una cuestión de practicidad, aprender algunas cosas para no quedarte a pata; y después con el tiempo fui aprendiendo más por la curiosidad. No soportaba ir al mecánico y que me diga: ‘No, esta pieza no sirve, trae otra’, y yo la miraba y pensaba: ‘Pero si era igual a la otra’”.

Esa mezcla de nostalgia y curiosidad con el tiempo se fue transformando en mantener la mística que tienen los autos antiguos, perpetuar la conexión que se genera entre el vehículo y las personas, los vínculos que surgen con otros que comparten estos hobbies. “Quienes nos dedicamos a esto, no lo hacemos para impresionar, la única finalidad es hacerte sentir. Es terapéutico”.

Quienes se paren en la vereda de su casa pensarán que es un taller mecánico, pero no es así, Barreiro es productor audiovisual, de radio y televisión, realiza ediciones, contenidos, graficas animadas, es VJ, realiza animaciones e interacciones en vivo. En sus ratos libres se calza las herramientas y comienza a darle forma a los fierros.

Redes
En este camino, ‘Carlitos’, como lo conocen sus amigos, fue encontrando otros fans de la mecánica vintage, que se acercan de manera desinteresada para acércale piezas, repuestos, charlar sobre los modelos de autos que tiene e incluso sacarse fotos con los que exhibe en su vereda.

“Muchas tardes salimos con mi familia a ‘cirujear’, vamos y sacamos pedazos de hierro oxidado que para cualquiera serían basura y para mi es todo un elemento. Ahí está la aventura de restaurar: en descubrir”, sentencia con seriedad en el rostro.

De un tiempo a esta parte, nuestro entrevistado, estuvo en contacto con gente que comparte su misma pasión. En este camino recorrido descubrió que la restauración excede a la marca y al modelo. Ya que luego se comienzan a pasar información con otros grupos que también restauran Chevy, Falcon y otros.

Refrigerados a aire
Actualmente en su casa Carlitos tiene en su domicilio seis autos. Aunque resalta que son de su preferencia los refrigerados a aire por la practicidad que conlleva. No requiere agua, no tienen radiador, no llevan manguera, “son como una moto chica, el motor tiene que estar limpio con buen aceite y listo, se terminaron los problemas. La posibilidad de fallas es mínima. Un auto refrigerado a agua tiene un montón de ventajas, pero también, tienen un montón de piezas más que pueden complicar algunas cuestiones”.

A su entender, el auto antiguo va a seguir, aunque tenga una falla, el auto moderno tiene una falla, se cuida solo, le pasa algo y ya está, no se mueve más. El auto antiguo es como más noble, “él anda, anda y anda y las reparaciones se van acumulando”.

Compartir tesoros
Un Citroën 3CV fue el primer auto que recibió de regalo de su papá, “nos empezamos a interesar sobre las mejoras” y así fue como comenzó a investigar más y entre arreglos y arreglos armó su red de personas, con las que comprarte todas las herramientas y experiencias.

“Tengo amigos que me invitan a encuentros de autos y le digo: ‘Llevá tal auto’, le ponemos nafta y vamos, porque de eso se trata esto, de compartir, no de ‘mirá todo lo que yo tengo y vos no tenés’. Si lo hacés de esta manera no entendiste nada, la idea es compartir dejando de lado el fanatismo”.

Actualmente se encuentra restaurando dos combis Volkswagen modelo 80, mientras se moviliza el y su familia en un Citroën Méhari del 75. Una de las combis se encuentra totalmente lookeada al estilo Woodstock, fue intervenida por Wincha, Ironic Fakin Style; y fue utilizada como ambientación de la última edición de Selva Express en la plaza San Martín de Posadas.

En cambio, la historia del auto familiar es un tanto aventurera. Luego de buscar y buscar por diferentes páginas en el verano del 2015 encontró un modelo del Méhari que colmó sus expectativas, aunque presentaba un desafío: tenía que buscarlo en La Rioja. “Había sido restaurado en 2012, ¿cómo no me iba a ir hasta allá? Incluso le dije a mi novia: ‘Mañana me voy’, solamente le quedó responder: ‘Llevate un amigo’. Nos tomamos un bondi y después de tres días de viaje llegamos a destino, ni crédito teníamos en el teléfono”.

Al llegar fue amor a primera vista, probó el auto, comprobó su funcionamiento, realizó los trámites de transferencia y se largó a la ruta para recorrer los 1.400 kilómetros que lo separaban de la tierra colorada.

Abonó por el auto 29.000 pesos, a su entender, un precio razonable, “bordeando lo barato para el estado que estaba, desde que vine no le hice absolutamente nada. Simplemente cambiarle el embrague que se había gastado un poquito. Hoy junto a Roma, mi compañera, y mis hijos Augusto y Julia, decimos que es el auto de verano y la combi el de invierno”, indica entre risas.

Hola mi amor, mirá lo que traje
Llegar a casa, con modelos a restaurar es un desafío personal que requiere un acompañamiento familiar. “Cuando mi compañera me ve buscando repuesto y accesorios, enseguida se da cuenta de que algo nuevo voy a traer. Por suerte me acompaña en este hobbie particularmente voluminoso, ruidoso; y muchas veces complicado”.

Si bien los hijos de Carlitos, todavía no están en etapa escolar, el Méhari tiene puestas las sillitas para niños y allí se traslada la familia fierrera. “Antes de los chicos viajamos un par de veces a El Soberbio, a Ituzaingó y a otros campings del interior”.

En el patio de su casa se encuentra armando un food truck con la estructura de una combi, además de restaurar otros Citroën 3CV. Y si bien tomó la decisión de desprenderse de algunos vehículos, piensa entregárselo a amigos cercanos que sepa que sabrán valorar, al igual que él, la nobleza de lo clásico.

Un hobbie más estético
“Quien se dedica a lo audiovisual tiene mucho de curioso y de inquieto. Y eso mismo vuelco a los vehículos”, aclara. En sus restauraciones no descansa hasta que la estética esté asegurada, todo debe estar alineado, encuadrado, simétrico, chequear hasta el último detalle.

Para ello estudia los catálogos rescatando la belleza de lo antiguo.