Por Nazarena Torrespolitica@elterritorio.com.ar
Los más de 700 kilómetros de frontera que comparte Misiones con Brasil
han sido motivo de numerosos intercambios comerciales, culturales y
financieros durante años. La cercanía que existe entre algunas
localidades lindantes profundiza esta reciprocidad, como en el caso de
Bernardo de Irigoyen, separada apenas por una vereda de Dionisio
Cerqueira.
Sin embargo, hace más de dos meses que esta correspondencia mutua fue
paralizada por el avance del Covid-19. Esto hace que por ahora Misiones
decida mantener la cuarentena como hasta ahora (ver Misiones
mantiene...)Es que si bien la proximidad es tal que la zona creó incluso
un dialecto propio (el portuñol), las decisiones sobre la pandemia son
totalmente distintas.
Del lado argentino, la cuarentena total logró canalizar los casos, y
aunque siguen apareciendo, las cifras son sustancialmente menores a las
que registran otros países. Mientras que del lado brasileño las medidas
tomadas por el gobierno fueron letales para la población, que llora ya
más de 34.000 decesos.
Esto pone en alerta a los intendentes misioneros de municipios
fronterizos, pues aunque la hermandad estrechó lazos inquebrantables con
sus pares gaúchos y catarinenses, el temor de que el virus ingrese a la
provincia obliga a reforzar la separación de los países.
Por ese motivo, las fuerzas de seguridad se encuentran abocadas al
trabajo de control, principalmente en aquellos pasos no habilitados pero
utilizados, principalmente por aquellos que comercializan productos en
uno u otro lado de la frontera. Esta tarea se vuelve realmente compleja,
al tener en cuenta que cada comuna cuenta con extensos kilómetros de
costa o límites terrestres.
Mientras tanto, en lo que respecta a camiones de cargas, la actividad
sigue pero no sin extremas medidas de seguridad. Los vehículos cruzan
por las fronteras habilitadas, pero no pueden detenerse en los
municipios lindantes.
En todo esto, el comercio sufre una de sus peores caídas. Y aunque la
idea de abrir las puertas de la provincia nuevamente es tentadora para
repuntar la economía, la emergencia hace primar el cuidado y la
prevención sanitaria, ante todo.
Irigoyen, complicada
En la edición del domingo 22 de marzo, El Territorio dio cuenta de la
complejidad a la hora de aislar a Bernardo de Irigoyen de Dionisio
Cerqueira y Barracao. La tarea llevada adelante por Gendarmería no cesa y
aunque todos los días, durante las 24 horas, se apostan efectivos a
cuidar la entrada al país, los extranjeros siguen intentando, por todos
los medios posibles, ingresar mediante la ilegalidad.
Irigoyen y Dionisio Cerqueira, separadas por casi 30 kilómetros (de
Irigoyen hasta San Antonio) de frontera seca, se encuentran en constante
contacto. La zona urbana del límite, comprendida en unos seis
kilómetros, se encuentra dividida tan sólo por una vereda.
En este sentido, el intendente Guillermo Fernández indicó que “estamos
haciendo lo que se puede para prevenir, para que el virus no cruce para
acá, trabajando con las fuerzas y con la municipalidad”.
“Todavía hay gente que quiere que se abran las fronteras, por el tema
económico, pero sé que el 80 por ciento prefiere no abrir, acá cerca no
hay tantos casos, pero el problema está a unos 100 kilómetros, y la
gente tiene miedo de que siga avanzando para acá”, explicó.
Al tiempo que adujo que “agradecemos a la gente que entiende, a las fuerzas, a la provincia, porque realmente esto es complejo”.
La última en abrir
El municipio de San Javier limita a través del río Uruguay con Porto
Xavier. Es uno de los municipios que mayor conexión tiene con Brasil,
principalmente por el comercio.
“Tomamos medidas desde el día uno, con problemas pero trabajando en
conjunto y entendiéndonos. Lamentablemente el control del pasaje
informal es difícil pero los vecinos tomaron postura con mucha
responsabilidad”, explicó el jefe comunal Matías Vilchez.
En ese marco, aseguró que la localidad que administra “será la última en abrir sus fronteras para el pasaje de personas”.
“Realmente estamos cerca de la enfermedad, está llegando y debemos tomar
decisiones. Hay que agradecer también eso, que las medidas tomadas
fueron acompañadas por la gente, porque si no sería imposible mantener
la baja tasa de contagios que hay en la provincia”, apuntó.
Expresó que el comercio sufre las consecuencias y el impacto es notable,
pero que un concepto arraigado en el municipio es el de solidaridad.
“Debemos redoblar esfuerzos y ayudarnos entre todos, económicamente pero
también en salud y convivencia”, dijo.
Kilómetros de costa
Así como San Javier, también otras comunas misioneras se encuentran preocupadas y atendiendo a la situación en el vecino país.
Uno de esos casos es el del intendente de El Soberbio, Roque Soboczinski
quien manifestó estar “muy preocupado porque por ejemplo, Tiradentes
que está a 15 kilómetros aproximadamente de El Soberbio presenta cuatro
casos y una muerte, la zona de Alto Uruguay que está frente a Colonia
Monteagudo está teniendo casos, que puede ser un factor de riesgo, a
esto hay que sumarle la ciudad de Tress Passos que está teniendo más de
cincuenta casos”.
No obstante, el jefe comunal evaluó como muy positivo el trabajo que se
realizó en la cuarentena, aunque señaló que es necesario no descuidarse,
puesto que “seguimos expuestos por la gran cantidad de casos que se
detectaron del otro lado”.
“Agradezco el apoyo de las fuerzas de seguridad y los miembros del
comité de crisis, se ha formado un gran equipo, el trabajo que se hizo
fue muy bueno y las medidas siguen siendo la distancia, el barbijo,
lavarse las manos con alcohol al 70/30 en los negocios, ingresa de a uno
a los locales, entre otras”, aclaró.
En balsa
Por su parte, Alba Posse es una de las comunas más transitadas por
personas. En épocas estivales registran una alta demanda en la balsa que
funciona todos los días, transportando brasileños y argentinos.
Hoy la realidad es otra muy distinta, con una paralización total del
paso de personas y una preocupación muy grande en cuanto a la cantidad
de casos cercanos.
Lucas Gerhardt, alcalde de la ciudad, especificó que “los casos ya
llegaron a Porto Mauá (límite con Alba Posse), lo que nos deja en
alerta. Por eso estamos trabajando diariamente con las fuerzas de
seguridad, porque sabemos que es una zona permeable”.
“La manera en que se están manejando las cosas en Brasil asusta a los
vecinos de este lado, y es difícil cuidar todo porque tenemos unos 180
kilómetros de costa, pero uno busca hacer un trabajo de conciencia con
la gente más que nada, para que denuncien si ven gente pasando”, afirmó.
En San Pedro
En tanto, algo similar ocurre en San Pedro, que limita con Sao Miguel do
Oeste a través del puente Pepirí Guazú, desde donde destacaron que “la
preocupación es grande, por eso ni siquiera se liberan muchas
actividades”.
“La gente, todos estamos muy preocupados, sobre todo por el comercio
ilegal. Son varios los rubros que traen mercadería de contrabando y es
por donde puede ingresar el virus”, señalaron en la comuna.
Con información de corresponsalías San Pedro y El Soberbio