El martes tendrá lugar la misa concelebrada en honor a los Santos Patronos de la Parroquia Santos Mártires, en la avenida Corrientes 600 de Posadas. Todos los 15 y 17 de noviembre, se conmemora a los Santos Roque González de Santa Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo. Los tres jesuitas fallecieron martirizados, por orden del hechicero Ñezú en noviembre de 1628.
Su historia En el boletín de la parroquia de los Santos Mártires, rescatamos reseñas sobre lo acontecido en Caaró y cómo se descubrió el corazón del padre Roque Gonzáles. En el escrito se detalla que el cacique hechicero Ñezú había tramado la acción contra los misioneros jesuitas. El hechicero había fingido interés en la misión cristiana, y de esa manera despertó la confianza de los padres. Mientras Roque González de Santa Cruz ataba agachado el badajo de la campana, el aborigen Maranguá, hiere al padre con el itaizá (punta de piedra) en la cabeza y con el fuerte golpe lo mata en el acto. El hecho es que minutos después asesinaron a golpes al padre Alonzo Rodríguez, quien salía de la capilla. Los criminales incendiaron la choza y echaron los cuerpos destrozados al fuego. Al día siguiente regresaron a ese lugar para celebrar el triunfo sobre los misioneros, mientras otros grupos de indios asaltaron la reducción de La Asunción y asesinaron al padre Juan del Castillo, el 17 de noviembre. Según cuentan los escritos, Cuando los indios asesinos celebraban su victoria oyeron la voz de Roque González, quien les dijo: “Yo me apartaré de ustedes pero volveré para estar con ustedes”. Los aborígenes creyeron que esa voz había salido del cuerpo sin vida del padre Roque y para acallar sus palabras, le abrieron el pecho, arrancaron el corazón y lo traspasaron con una flecha. Luego, lo echaron nuevamente al fuego. En Concepción, descubrieron el corazón del padre Roque. Estaba entero pero chamuscado por el fuego y atravesado por esa flecha, según lo había declarado Maranguá, el indio que lo asesinó. En 1633, el padre Romero González envió el corazón a Roma para su documentación. Entonces se inició la Beatificación de los mártires de Caaró y Pirapó. La canonización se llevó a cabo en Asunción, Paraguay, en 1988, con motivo de la visita pastoral del papa Juan Pablo II. El padre Kolvenbach, en su carta enviada a sus compañeros jesuitas desde Roma realiza estas apreciaciones: “Esta canonización que tiene lugar en la tierra regada por la sangre de los mártires, tendrá obviamente una gran trascendencia pastoral para los pueblos de Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay, que consideran a aquellos Santos, como sus patronos y protectores”. Roque González de Santa Cruz (1576-1628) fue un mártir criollo asunceno, fundador de varias misiones y reducciones jesuíticas. Fue uno de los diez hijos del matrimonio formado por el escribano real Bartolomé González de Villaverde y de María de Santa Cruz, ambos nobles españoles, que nació en el año 1576 en el poblado de Asunción, otrora perteneciente a la Gobernación del Río de la Plata (Virreinato del Perú) y hoy la capital del Paraguay. Juan del Castillo nacido en Belmonte (Cuenca) en 1595. Fue beatificado por Pío XI el 28 de enero de 1934. Por su parte, Alonso Rodríguez Olmedo nació en Zamora, España, un 10 de marzo de 1598. Hizo el noviciado en Villagarcía (Valladolid), tras lo cual fue destinado al Paraguay. Partió de Lisboa en la expedición del padre Juan de Viana. Hizo estudios en Córdoba de Tucumán, culminando con una defensa pública de teología. El padre Nicolás Durán Mastrilli consideraba que sería “hombre de gobierno”. En 1626 fue enviado a las misiones de los guaycuríes, sin haber completado su tercera probación. Estas misiones estaban frente a Asunción, al otro lado del río Paraguay. Fue el primer jesuita en aprender el guaycurú, la más difícil lengua del mundo, en opinión del provincial jesuita italiano Nicolás Durán Mastrilli.