A su hijo le dieron 7 meses de vida y lleva 5 años luchando

Martes 4 de octubre de 2011
Mamá Cándida. | La joven no descansa para darle una vida digna a su pequeño. | Foto: Valentina Lovell

En San Vicente, El Soberbio y Colonia Alicia son cada vez más los niños que nacen con enfermedades congénitas como  hidrocefalia, espina bífida y mielomelingocele, como probable consecuencia de la alta exposición de las madres a los agroquímicos utilizados para fumigar el tabaco.
Cándida Rodríguez es mamá de Fabián Pires, un pequeño de 5 años de San Vicente, al que le detectaron en su nacimiento hidrocefalia y un retraso mental irreversible. A pesar de que al momento de nacer le dieron siete meses de vida, Fabián y su mamá llevan cinco años luchando por llevar una vida más digna.
Su mamá Cándida, recuerda que “cuando estuve embarazada de Fabián, plantábamos tabaco con mi marido”.

Micaela Ferreira es otra víctima de los agrotóxicos. Tiene 14 años y sufre retraso madurativo, mental y motriz. Según precisó su mamá Celia, tiene otros tres hijos. Micaela es la mayor y la única discapacitada. Al igual que Cándida, plantaba tabaco cuando estaba embarazada porque “no tenía otra alternativa, no había otro ingreso de dinero”, dijo.

 

Relevamiento de campo
Un vecino de la localidad de San Vicente, Raúl Godoy, conjuntamente con un estudio jurídico de Estados Unidos, llegaron a la provincia junto a un equipo de médicos especialistas cuyo propósito es verificar si las malformaciones y discapacidades detectadas en la población son consecuencia del uso de esos agrotóxicos.
Sólo en la zona de la ruta nacional 14 fueron detectadas 1.200 personas con labio leporino, hidrocefalia y otras discapacidades que serían consecuencia de los venenos que se usan en las plantaciones de tabaco y yerba mate.
Según precisó Godoy, “en San Vicente registré a 118 niños con diversas discapacidades, y en Misiones ya anotamos más de tres mil. Muchos de los profesionales que consulté me dijeron que si esos chicos son de la zona rural donde usaban agroquímicos en los cultivos podían provenir de ellos. Por eso, me contacté con el médico Gómez de Maio y él me confirmó las sospechas de los profesionales de Buenos Aires”, recordó Godoy.
“Entonces me propuse hacer algo para que esas familias reciban una ayuda para mantener a sus chicos discapacitados y recompensarlos por el mal que provocaron esos pesticidas”, se esperanzó.

 

Nada que perder...
Dada la experiencia de sus pares norteamericanos en este tipo de demandas contra grandes empresas y la certeza de que en Argentina un juicio de estas características llevaría entre 10 a 15 años, Godoy se  contactó con el abogado Alejandro Capilla y Esteban Mustapich, y estos  a su vez con este estudio jurídico norteamericano -Bifferato Llc- que  tiene experiencia en juicios a  las empresas que fabrican estos pesticidas.
“Nuestra intención es brindar un servicio a los familiares de los chicos discapacitados para que hagan el juicio a las empresas que fabrican los agroquímicos que son prohibidos y provocan esas enfermedades”, aseguró Godoy.
Casi sin excepción, las familias comenzaron a aceptar la idea de firmar un poder a los abogados extranjeros porque, como argumentan las personas consultadas por El Territorio, “no tenemos nada por perder”.