Fiebre del oro en Garupá: Asegura ser el elegido para encontrar el tesoro

Sábado 30 de julio de 2011

Orlando dice que es el elegido. Asegura que debajo de la casa de su madre existe un tesoro y que solo él puede encontrarlo. Confía en que Dios y el destino lo guiaron hacia esa meta. Para lograrlo, el metalúrgico dejó su vida en Buenos Aires, viajó hasta Garupá y decidió invertir todos sus ahorros y ganancias en el hallazgo de esta supuesta fortuna que se encontraría a más de once metros de profundidad.  
Para Orlando Dos Reis “hay algo misterioso en todo esto”, pero asevera que en la vivienda ubicada sobre calle San Ignacio existe un tesoro.  Junto a su hermano llegaron a excavar más de cinco metros de profundidad, primero de manera manual y luego con una amoladora. Su historia se hizo conocida a partir de un aviso publicado en la edición de ayer en este diario, donde solicitaban “una retroexcavadora 320 oruga para extraer un tesoro”; y aclaraban “se le dará muy buen porcentaje de lo extraído. Personas incrédulas o burlonas abstenerse de llamar”.
 Todo comenzó cuando su madre comenzó a sentir fuertes ruidos y destellos que emanaban del  suelo de su casa en el barrio Nuevo Garupá. Asustada por este fenómeno inexplicable, la señora pidió ayuda a una curandera, quien confirmó que allí estaba enterrado un tesoro y que sólo una persona podía encontrarlo. “Me mandaron a llamar porque misteriosamente fui el elegido. ‘La persona que guardó eso ahí quiere entregar pero él elige la persona’, dijo la médica”, contó Orlando.

Durante un año y medio, consultaron a varios especialistas sobre el tema, quienes a partir de detectores confirmaron la presencia de un mineral valioso en la zona. Además, se informaron acerca de la legislación y la historia del lugar. Luego, solicitaron colaboración al intendente de Garupá y durante este mes mandaron dos notas al gobernador de la provincia. “Para que nos ayudemos mutuamente, sabiendo la necesidad de la provincia, del pueblo y de los míos, porque todos necesitamos”, explicó Orlando.
A su vez, según aseguró el explorador, recibieron la visita del “secretario del gobernador con una arqueóloga y ella dijo ‘acá hay algo positivo porque no se soporta el olor toxico’”, y consideró “se ve que acá era el banco de los antepasados donde ellos guardaban sus tesoros. No tiene sentido tener algo de valor enterrado, hay que sacar y darle utilidad”.

 

Ruidos y destellos
 “Hace un año y medio aproximadamente empezó a sentirse unos tiros adentro de la casa, desde abajo, como si explotaran unos sifones, y enseguida salía el fuego luminoso entre rojizo y azulado”, relató Dos Reis. Al principio su madre de 83 años, creyó que era un maleficio, pensó que tal vez podía ser una bomba. “Entonces ella mandó a mi hermano a una médica, que le dijo ‘no mi hijo, hay un tesoro ahí abajo y es muy grande. Vos tenés un hermano que vive muy lejos que tu mamá le quiere mucho, él tiene que venir. Decile a él que yo voy a decirle dónde está’. Ahí me llamaron de Buenos Aires, y ella dijo, ‘este es el muchacho, el que fue elegido’”.
“¿Y usted no dudo en venirse?”, preguntó El Territorio. “No porque hacía una semana que en la iglesia Dios me dijo ‘yo te voy a enviar a hacer un trabajo muy grande que no pasa por tu cabeza, y será de gran bendición para aquellos que más necesitan’”, contestó Orlando.
Fue así que la curandera señaló el lugar al pie de la cama, donde antes su madre había visto los destellos azulados. Entonces, Orlando y su hermano decidieron buscar a especialistas sobre el tema. Primero consultaron con un joyero de Paraguay con más de 30 años de experiencia, luego con un personaje posadeño autor del “Libro del Tesoro” y otras personas del lugar, después con mineros oriundos de Brasil. Todos señalaron el mismo lugar que había indicado la curandera.

 

La excavación
“Papá siempre comentaba que donde salía el fuego podía existir metal fino”, recordó Orlando y continuó “fuimos a minería y nos dijeron que ese color indica que eso es oro”.
Cuando empezaron a cavar, se encontraron con una especie de un tatetí hecho de tablitas de piedra. Con la amoladora comenzaron a perforar más profundo. “Cuando fuimos llegando a los tres metros nos dimos cuenta que era una pirámide invertida y nos metimos para adentro. Cuando estábamos cerca le dije a mi hermano ‘vamos a hacer la perforación porque o sino podemos quedar ahí adentro con la toxicidad que hay en esto’”.
Luego realizaron una perforación casera y el agua empezó a despedir un tóxico proveniente del metal descompuesto. “A tal punto que estaba saliendo el veneno por dentro de la vivienda. Tuvimos que sacar la casa, a mi vieja la tuve que llevar al geriátrico, a mi señora le mandé a la casa de mi suegro, y tuve que desparramar la familia”.

 

Peligro y pedido
Lo que más preocupa a Orlando es el nivel de toxicidad. “Tengo miedo de que algún vecino haga un pozo y que eso termine contaminando. El olor es insoportable a la noche duermo ahí y me duele la cabeza”.
Por eso pidió dialogar con el gobernador. “Que lleguemos a un acuerdo cuánto es el porcentaje que nos corresponde, cuánto le corresponde al Estado y que se inviertan en obras de bien. La Ley dice que toda persona que encuentre cualquier objeto que no haya dueño reciente puede sacar, y esto es de antes de Cristo”.
Sobre el aviso que publicaron en este diario, Orlando contó que “muchos nos llamaron, pero nosotros queremos darle la oportunidad al Gobierno. Porque esa agua tiene veneno y puede filtrarse”. Además comentó que ya recibieron varias ofertas de personas interesadas en comprar el terreno, pero todas fueron rechazadas.
Hace 20 años que la familia Dos Reis vive en esa zona.  “Hay muchos rumores. Hay comentarios que un señor vendió todos sus muebles por pocos pesos porque dijo que había encontrado algo ahí, otros vecinos vieron a otro cavando atrás de un árbol a las tres de la madrugada. Nosotros no salimos a preguntar.
Esta zona está inundada de ese material, pero la gente es muy incrédula”.


Las riquezas de la frontera
Según cuentan los relatos históricos, sobre estas tierras y en las costas del río Paraná y el Uruguay existen cientos o miles de tesoros escondidos en las profundidades del suelo misionero. Personajes de la frontera, sepultaron lingotes de oro, monedas y otros elementos valiosos que hoy en día podrían hallarse en cualquier punto de esta provincia. En diálogo con Radioactiva, la historiadora Lérida Castagno reflexionó sobre los orígenes del supuesto tesoro escondido en la zona de Garupá. Una de las hipótesis más fuertes tendría relación con las riquezas que habría enterrado el Mariscal Francisco Solano López, segundo presidente constitucional del Paraguay entre 1862 y 1870 y jefe durante la Guerra de la Triple Alianza.  “Él compraba armas y negociaba. Había muchos valores. Habría monedas extranjeras, libras esterlinas. Ellos tenían una marina mercante impresionante. Sabemos que había oro en Asunción, el compraba armas con ese dinero, todo se negociaba. Cuando empezó a andar mal la cosa, empezaron los entierros”, contó Castagno.