Dicen que el amor no tiene límites y que puede ser eterno cuando es verdadero. Adriana Villareal de Yede (43) desde hace un año y medio va y viene desde Buenos Aires para instalarse unos días en el cementerio San Lázaro, junto al féretro donde descansan los restos de quien en vida fuera su marido.
La particular historia de amor ocurre en el campo santo local, donde Adriana duerme cuando está en Dos de Mayo junto a los restos de de Sergio “Checho” Yede (26), quien falleció el 16 de junio del 2010.
La historia trascendió ayer cuando la Policía local recibió tres llamados alertando de música en alto volumen en el cementerio, situación que se venía repitiendo desde hace más de un año, pero pocos le prestaban atención.
Amor pese a todo
Checho era muy conocido en Dos de Mayo y era aficionado a la mecánica. Ante la falta de trabajo decidió viajar a Buenos Aires y fue a trabajar en una quinta donde habría conocido a Adriana.
Ella era de otra clase social, pero quedó encantada con Checho, un muchacho joven rubio y con buena presencia.
Pese a las diferencias económicas entablaron una intensa relación, que incluyó el casamiento, pero todo terminó trágicamente cuando él decidió quitarse la vida de un disparo.
Según relataron los amigos de Sergio, Adriana organizó una caravana por la ciudad y hasta sirvió un luch a familiares y amigos en el cementerio.
Además hizo construir el panteón con todas las comodidades y desde hace un año y medio religiosamente cada dos meses llega hasta Dos de Mayo para pasar dos, tres y hasta cuatro noches durmiendo junto al féretro de su esposo.
Según comentaron los vecinos del campo santo, la señora había pasado las últimas fiesta de Navidad y Año Nuevo en el lugar donde puso un árbolito tradicional y hasta llegó a tirar cohetes. “Suele venir con camionetas último modelo y pone música fuerte para recordarlo”, dijo un vecino.
Según los vecinos, es tan fuerte el amor que hasta habría llegado a comprar un terreno frente al cementerio para empezar a construir una vivienda. Los que concurren al cementerio afirmaron que los familiares también suelen hacer asados los domingos o en fechas importantes.
Notificación y desaparición
En la mañana de ayer, la señora Villareal fue convocada por el secretario de Gobierno, Juan Haurich, quien la notificó que los horarios de visita al campo santo son de 8 a 19, según la ordenanza vigente y que no podría permanecer más por las noches.
El Territorio intentó hablar con la dama, pero según explicaron los trabajadores del cementerio, cuando trascendió la historia, Adriana habría decidido juntar sus cosas y viajar a Buenos Aires.