Un día que cambió el curso de la guerra

Domingo 8 de diciembre de 2019
A las 7.55 del domingo 7 de diciembre de 1941 estalló el infierno en la base naval estadounidense ubicada en la isla de Oahu, en Hawái, a escasos 17 kilómetros de Honolulu. De esa manera quedaría marcada la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. Y la fecha sería recordada después como el Día de la Infamia.
Antes del ataque, el presidente Franklin D. Roosevelt ya había impuesto un embargo petrolero al Japón por sus agresiones militares a China y por sus intentos de dominio de territorios como la Malasia británica y las Islas Orientales Neerlandesas, ricos en petróleo, que necesitaba imperiosamente. En esta estrategia era necesario anular el poder militar naval estadounidense en el Pacífico.
Japón había firmado el 27 de septiembre de 1940 el Pacto Tripartito con Alemania e Italia, en el que se le daba vía libre para la expansión territorial en Asia.
El plan japonés para atacar Pearl Harbor se elaboró a comienzos de 1941. El 26 de noviembre, seis portaaviones japoneses, que llevaban 400 aviones de combate, compuestos por cazas, bombarderos y torpederos, pusieron proa a ese puerto estratégico. Estaban a cargo de la operación el vicealmirante Chuichi Nagumo, comandante en jefe de la flota de ataque (que sería el responsable de la derrota japonesa en Midway) y el contraalmirante Kusaka.
Una primera oleada de 183 aviones japoneses debía inutilizar a los buques de guerra estadounidenses, anclados en ese puerto.
En ese ataque sorpresivo, el primer golpe fue el estallido del Arizona. Una bomba japonesa dio en el polvorín del buque, que provocó la muerte de 1.177 tripulantes; luego fue el turno de Oklahoma y del Utah. En total, la cifra de muertos en el ataque fue de 2.403.
Un cuarto de hora después, comenzó la segunda oleada del ataque, en la que no sólo los buques eran los blancos sino también los aeródromos y dependencias militares. Serían hundidos o inutilizados acorazados, cruceros y destructores, además de 188 aviones, que fueron destruidos en los hangares y en las pistas.
A las 9.45 los aviones japoneses desaparecieron. Todos temían una tercera oleada, que nunca ocurrió. Aún hoy es un misterio por qué el alto mando japonés no ordenó otro ataque. Después se sabría que Japón había llevado adelante ataques simultáneos en Malasia, Hong Kong, Guam, Filipinas y en las islas de Wake y Midway.
Al día siguiente del ataque, el presidente Roosevelt, pronunció un discurso en el Congreso de Estados Unidos para pedir oficialmente la declaración de guerra a los nipones.
La preparación del discurso comenzó tan sólo unas horas después del ataque, y en la primera versión del mismo, que el presidente dictó a su asistente Grace Tully, no aparecía la famosa palabra: infamia. Pero después, con lápiz, el propio Roosevelt corrigió e introdujo la aclaración decisiva: “Ayer 7 de diciembre de 1941, una fecha que vivirá en la infamia, ...” .


Pidió ser sepultado junto al Arizona

Antes de fallecer a los 98 años, Lauren Bruner tenía claro que quería que sus restos reposaran junto a sus compañeros caídos en el bombardeo de Pearl Harbor en 1941.
Bruner servía en el USS Arizona y era entonces un marinero de 21 años. Ese día, 1.177 tripulantes del barco fallecieron producto del sorpresivo ataque.
Ayer durante una ceremonia por el 78 aniversario del ataque, una urna con sus cenizas fue depositada en el fondo del mar, lugar donde reposa el navío.
Fue el 44º sobreviviente del barco sepultado en el barco. Bruner sirvió en la Segunda Guerra Mundial después de recuperarse de sus heridas, luchando en batallas en las islas Aleutianas y en el Pacífico sur. Se retiró de la Marina en 1947.
En una conferencia de prensa en 2014, explicó por qué decidió que la urna con sus restos cremados fuera depositada en el barco hundido.
“Lo medité por un largo tiempo”, dijo, citado por el sitio especializado Stars and Stripes. “Toda mi familia y amigos están enterrados en varios lugares, cementerios, pero parece que después de un tiempo, nadie les presta atención, digamos unos cinco años”.
“Espero que mucha gente aún siga viniendo al Arizona, estaré feliz de verlos”, expresó.
Lou Conter, de 98 años, es uno de los tres sobrevivientes que quedan del ataque. Conter, que ayer participó en la ceremonia, estaba en la popa del USS Arizona cuando una bomba japonesa atravesó la proa del acorazado, encendiendo un millón de libras de pólvora. Un total de 1.177 tripulantes fueron asesinados ese día.


En cifras

2.403

muertos fue el saldo del ataque japonés sobre Pearl Harbor. El objetivo central del ataque era inutilizar la flota de EE.UU. anclada en ese puerto.

3

sobrevivientes del ataque aún viven en Estados Unidos y todos los años han participado en la recordación de la fecha donde murieron sus compatriotas.



Bautismo de fuego para el ARA General Belgrano

En el pandemónium que dejó miles de estadounidenses muertos, 1.178 heridos, además de 65 japoneses muertos, hubo algunos buques que lograron sortear con éxito las bombas, los torpedos lanzados por los aviones y los vuelos rasantes que ametrallaban las cubiertas.
Así mientras abría fuego sobre los aviones japoneses, uno de los barcos –amarrado a un boyón en el nordeste de la isla de Ford- salió de la bahía entre barcos incendiados y semihundidos y se incorporó a otras naves para buscar a los portaaviones japoneses. Era el acorazado Phoenix.
En la Argentina sería conocido tiempo después como el Crucero ARA General Belgrano.
El buque había sido botado el 12 de marzo de 1938. Se lo bautizó Phoenix, en homenaje a la capital del estado de Arizona. Durante la Segunda Guerra, el Phoenix fue destinado a misiones en los océanos Pacífico e Índico, que incluyeron escoltas de convoyes, patrullajes y la participación en los combates de Guadalcanal, una de las islas Salomón, a fines de 1942.
Sus artilleros se destacaron en la defensa del buque contra los temibles pilotos kamikazes, usados por Japón en los últimos meses de la contienda mundial. En 1950, el Phoenix y su gemelo, el Boise, fueron comprados por el gobierno argentino por cuatro millones de dólares cada uno.
El 12 de abril de 1951, anclado en la base en Filadelfia, fue rebautizado como ARA 17 de Octubre, mientras que el Boise pasó a llamarse ARA 9 de Julio. Una vez que la tripulación fue capacitada en la base de Norfolk y se familiarizaron con el buque, zarpó hacia Buenos Aires, donde arribó a la base naval de Puerto Belgrano, el 16 de noviembre. Participó del movimiento revolucionario que derrocaría al presidente Juan Domingo Perón, y tenía la orden de bombardear la destilería de YPF en las afueras de la ciudad de La Plata.
El 22 de septiembre de 1955 se dispuso su cambio de nombre por el de ARA General Belgrano, en homenaje al vocal de la Primera Junta, quien había sido el fundador de la Escuela de Náutica.
En la guerra de las Malvinas participó hasta el 2 de mayo de 1982 cuando fue atacado y hundido por dos torpedos disparados por el submarino británico HMS Conqueror (S48), pereciendo 323 de sus 1093 tripulantes en ese momento.