Un joven misionero está en coma tras ser baleado por la Policía en Río Negro

Sábado 15 de agosto de 2020 | 00:00hs.
Lisandro, uno de los cinco hermanos de Franco, pidiendo justicia desde su casa en Garupá. | Foto: Nicolás Oliynek
 Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

Con tan sólo 23 años, Franco Cabrera tuvo que superar varios golpes en su vida, pero ahora se enfrenta a su mayor batalla. Para los médicos su estado es prácticamente irreversible, pero su familia igualmente confía en el semblante luchador que caracteriza al joven. “Siempre se repuso a todo, nunca dio el brazo a torcer y confiamos en que también salga de esta, aunque sabemos que sería un milagro”, dijo su hermano.

Franco está internado en coma en un hospital de Cipolletti, provincia de Río Negro, luego de ser herido de bala en la cabeza en medio de un procedimiento policial que a medida que pasan las horas se torna más siniestro y se configura como un nuevo caso de gatillo fácil. Otro de los tantos que se vienen repitiendo a lo largo y ancho del país.

El hecho ocurrió el domingo, cerca de las 20.30, en el barrio Costa Norte, una zona de chacras ubicada en las afueras de la mencionada localidad rionegrina. En ese lugar, el joven fue hallado tendido en el suelo y herido de bala, tras lo cual fue llevado al nosocomio donde los galenos le diagnosticaron muerte cerebral.

La versión oficial dio cuenta que vecinos de la zona alertaron haber oído una serie de disparos y por esa razón acudió una comisión integrada por efectivos de la Comisaría Cuarta y del Cuerpo de Seguridad Vial, dependientes de la Regional Quinta.

Allí se habrían cruzado con Franco, que supuestamente andaba en moto junto a un amigo, y se inició una persecución en la cual hubo intercambio disparos. Fue en medio de esa situación que el joven habría recibido el disparo que, literalmente, le atravesó el cráneo.

De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, los efectivos tardaron 40 minutos en dar aviso de lo sucedido.

Hasta ahí llega la versión oficial, pero la investigación iniciada no encuentra elementos que ratifiquen esta secuencia de hechos.

El caso está a cargo a la fiscalía de Cipolletti, cuyas autoridades ordenaron que la Regional Quinta sea apartada de la investigación y que todas las labores sean realizadas por la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), cuyos efectivos trabajan desde el lunes en la búsqueda de elementos y pistas.

El portal LM Cipolletti consignó ayer que hay una motocicleta incautada, pero se desconoce si pertenecía a Franco, al tiempo que desde la Fiscalía solicitan que si hay testigos de lo sucedido se acerquen para aportar lo que saben o vieron.

Mientras tanto, los cuatro efectivos policiales involucrados en el caso ya fueron desplazados de sus funciones, mientras que sus armas reglamentarias y sus celulares fueron secuestrados. También se les pidió que busquen abogados defensores, pero hasta el momento no hubo imputaciones formales.

Según consignaron fuentes consultadas, el caso sería tan grave que hasta el momento no se encontró nada que coincida con la primera versión indicada. Por ejemplo, no hay evidencia de un intercambio de disparos y hasta se cree que ese supuesto amigo de la víctima nunca existió, es decir, Franco en realidad estuvo solo en el lugar.

“Es todo mentira”
Todo ello coincide con el pensamiento de los familiares de la víctima, quienes desde un comienzo dudaron de la posibilidad de que Franco haya estado delinquiendo y, mucho menos, armado y a los tiros contra la Policía.

“Ellos dijeron que fue una balacera, pero ahora resulta que no hubo tiroteo y que él estaba solo porque no encuentran nada. Todo está mal y dudoso. Yo dudé de todo desde un principio y no hay evidencia de nada. Es todo mentira”, expresó ayer Lisandro Cabrera (38), uno de los hermanos de Franco, que ayer recibió a El Territorio en su casa en Garupá.

La familia de Franco ahora se enfrenta a un montón de sentimientos. A la angustia por el estado de salud del muchacho, a la impotencia que les genera la distancia (más de 2.000 kilómetros) y a la bronca por el hecho en sí, pero también por los intentos de tapar la verdad después.

“Yo a mi hermano no le pongo como un santo, pero yo dudo que él haya tenido un arma y haya disparado contra la Policía. Esto fue una ejecución. Si le tiraban en la pierna o le rompían un brazo era una cosa, pero tirarle con una pistola reglamentaria ya es mucho. Una persona que supuestamente es autoridad está preparada para saber usar un arma. Si hubo un enfrentamiento con un policía herido o un policía caído y lo matan ahí, bueno, de verdad podría ser en defensa propia. Pero en este caso no hay arma ni disparos desde mi hermano. Esto fue una ejecución y es muy injusto. No quisiera que esto quede así, quiero que se esclarezca y que la investigación llegue hasta donde tenga que llegar”, continúo su hermano.

Y a la distancia reiteró su pedido: “Sólo queremos que se esclarezca, para que esto no quede como si fue un perrito que se murió y que nadie sabe que fin tuvo. Como él está allá solo piensan que por ahí no tiene parientes que se interesan, pero sí tiene una familia que está preocupada y que quiere saber qué pasó”.

El estado médico
Franco sufrió un disparo que lo provocó orificio de entrada y salida en el cráneo. Portales de Río Negro consignan que para los médicos su estado sería irreversible, que tiene muerte cerebral y hasta comenzaron a realizar las gestiones para la ablación de sus órganos.

Sin embargo, su familia no se entrega. Confían en esperar lo que sería un milagro.

“Cuando nos dieron la noticia el lunes nos dijeron que él había muerto directamente, que tenía muerte cerebral. Por las redes pudimos contactarnos con el hospital. Él está en gravísimo estado porque la bala es de un arma reglamentaria que le traspasó la cabeza. Está en coma y ayer -por el jueves- mi hermana volvió a llamar al hospital. Le dieron el informe, él está vivo, luchando. La mitad de su cuerpo está muerto, pero la otra mitad vive”, manifestó Lisandro.

El hombre, además, añadió: “Nosotros no perdemos la esperanza. Cuando nos dijeron todo por primera tenía un 10% de posibilidades de sobrevivir no más. Estamos rezando, pero que sea lo que Dios quiera. Los médicos van a hacer lo que esté al alcance de ellos, pero de ahí sería un milagro todo. Nosotros vamos a esperar hasta lo último. Ojalá se salve, uno no sabe como puede llegar a quedar él en ese caso pero si hay que cuidarlo por el resto de la vida lo vamos a cuidar”.

“Es un luchador”
Lo que le da esperanza a la familia de Franco es su espíritu luchador y su capacidad de sobreponerse a las adversidades. Es que tan sólo con 23 años el muchacho tuvo que soportar varios golpes propinados por un destino que pareció empecinarse con su familia.

En 2012, cuando él tenía 15 años, su madre falleció trágicamente al inhalar monóxido de carbono en su casa en Santa Ana. Cinco años más tarde, otro hermano fue protagonista de un femicidio seguido de suicidio en Bonpland y, por último, una novia suya perdió un embarazo de dos meses de gestación.

“Siempre la remamos. Franco vino superando golpes y golpes en la vida. Primero la mamá, después el hermano, cosas pesadas para un chico joven, pero él nunca se torció. Fue a la iglesia y había terminado el colegio. No siguió nunca carrera porque se dedicó al trabajo”, recordó su hermano.

Franco encontró en la carpintería un oficio que le gustó y al cual se dedicó de lleno, aunque cuando la situación laboral se complicaba no dudaba en ayudar a su hermano Lisandro en la albañilería.

El entrevistado recordó que el último trabajo de su hermano en Misiones fue en Apóstoles, hasta que su patrón montó la fábrica de muebles en Cipolletti y lo llevó con él. Eso fue hace seis meses.

“Él estaba laburando muy bien por allá. A mi hermano le mandaba fotos de los muebles que hacía. Por eso no creo que haya tenido necesidad de ir a robar, por ejemplo. Él estaba re contento con el laburo y después sale a la calle y recibe un balazo en la cabeza. Es inentendible. Él sólo quería disfrutar de su vida, viajar para trabajar y para conocer también”, cerró.