“Una persona estaba entre la vida y la muerte y no iba a dejar de ayudar”

Domingo 5 de julio de 2020 | 07:00hs.
El incendio se produjo en una casa del barrio Bancario. | Foto: Belén Cubas
Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

Pudo haber sido una tragedia, pero el destino puso en el momento y en el lugar indicado a la persona adecuada: a un sargento de Policía que no dudó en rescatar a una mujer de entre las llamas que devoraban su casa en la localidad de Aristóbulo del Valle. 
El hecho se registró el viernes por la noche, cerca de las 22.30, en una vivienda ubicada sobre la calle San Javier del barrio Bancario de dicha localidad. Allí se encontraba María C. (42), quien quedó atrapada en medio del fuego que comenzó en la parte delantera de su casa y avanzaba peligrosamente hacia el resto de la propiedad. 
El caso fue alertado por los vecinos de la zona, entre ellos Elisandro Fabián Batú (32), un sargento de la Policía de Misiones que tiene su casa ubicada detrás de la vivienda damnificada y justo esa noche se encontraba de franco de servicio. 
“Yo ese día terminé de trabajar a la tarde y volví a casa para descansar. Eran cerca de las 22.30 o 23 por ahí cuando me fui al baño y ahí escuché ruidos inusuales. Por eso salí al frente y no vi nada, pero a lo lejos empecé a observar un humo que me resultó raro. Salí un poco más y el humo era cada vez más intenso, entonces dí la vuelta a la manzana y vi un principio de incendio que ya estaba invadiendo la vivienda. Ahí me di cuenta que era algo grave”, expresó Batú ayer en diálogo con El Territorio. 
Al observar dicha situación, el uniformado pensó rápidamente y no dudó. Sabía que el muro perimetral de su propiedad delimita con el terreno de la vivienda damnificada y decidió acudir por ahí hacia el rescate de las posibles víctimas, ya que hasta ese momento nadie se había percatado si había gente en el interior o no. 
El rescate
Batú siguió contando su proeza: “Yo entré desconociendo si había gente o no. Rompí una ventana y era una habitación hacia donde no había avanzado el humo todavía. De ahí rompí otra ventana y ahí llegué hasta la cocina. En ese momento llegó el hijo de la señora, que vive en otro lugar pero fue avisado por los vecinos. Ahí escuchamos los gritos de ayuda. No había luz y ya había mucho humo en ese momento”. 
El sargento destacó también el accionar del muchacho que ingresó a salvar a su madre, Alejandro S. (22), pero esa situación le significó otra preocupación y debió actuar con mayor profesionalismo. 
“Él entró con la desesperación propia de un hijo que sabe que su madre estaba adentro, lo hizo sin tomar ninguna medida. Yo después de salir de la Escuela de Policía hice un curso de bombero, entonces tenía una base y eso me sirvió muchísimo para tomar los primeros recaudos, porque si no puede que yo tampoco salga de ahí si pierdo el control”, agregó. 
Y el relato del uniformado continúa. El hombre recuerda cada paso que dio dentro de la vivienda en llamas, en una situación límite que duró “milésimas de segundos” pero que en ese momento parece como que el tiempo se detiene. 
“Yo desconocía cómo era el lugar dentro de la casa, por eso el hijo ayudó mucho. Ahí escuchamos los gritos de la persona pidiendo auxilio, entonces me puse mi barbijo y eso me ayudó a respirar adentro. Sin poder ver nada, ingresé a otra habitación y ahí había un living. En ese living había un movimiento debajo de una frazada o funda, no sé qué era. Ahí me di cuenta que había otra persona y que era la madre del chico”, recordó Batú. 
Ahí, el hombre alzó a la mujer y junto al muchacho lograron salir de la vivienda. Se ubicaron en la parte trasera de la propiedad, lugar al cual llegó un vecino que también ayudó a socorrer a la mujer. 

Cristina López Hermana de Rosa

"Sin poder ver ni respirar, lo primero en que pensé fue que no iba a poder conocer a mi hija que está por nacer"Elisandro Batú Sargento de la Policía

Es que del lado de la vivienda de María el muro que divide los terrenos tiene aproximadamente un metro, pero hacia el lado de la propiedad de Batú hay un desnivel de tres metros, lo cual representó otra dificultad en medio del socorro, pero el trabajo en conjunto hizo posible el rescate. 
La mujer fue llevada hasta la casa del policía, donde su esposa le cubrió con una frazada para contener sus quemaduras pero también para taparla por el intenso frío que golpeaba. 
Después de ahí, la mujer fue llevada hasta el hospital local, donde los galenos decidieron su inminente derivación hacia el Samic de Oberá para ser sometida a estudios de mayor complejidad. 
Según consignaron fuentes consultadas, el víctima resultó con quemaduras de segundo grado que le afectaron principalmente el rostro y los miembros superiores, pero afortunadamente se encuentra estable. 
“Yo lo único que le alcancé a preguntar a la mujer era si ella estaba sola o no y me dijo que sí, porque mi preocupación eran su hija y su nieta de pocos meses, pero ellas no estaban, se habían ido de la casa hace unos tres días”, añadió Batú. 
El sargento contó que después de asistir a la mujer regresó a la escena del incendio para seguir trabajando junto a los demás vecinos, los bomberos y los efectivos de la comisaría local que llegaron al lugar para sofocar las llamas. Por fortuna, el fuego logró ser controlado antes de expandirse hacia viviendas lindantes. 

Vocación y situación límite
Batú contó que hace trece años es policía, que siempre trabajó en la jurisdicción de Aristóbulo del Valle y que actualmente se desempeña en el área de Videovigilancia de la Unidad Regional XI. 
El uniformado está casado, dos hijos varones y una nena que está en camino, a muy pocos meses de nacer. Según contó, esa fue su principal preocupación en esas milésimas de segundo donde el tiempo se detiene y el cerebro proyecta imágenes en medio del drama. 
“Yo en ese momento, cuando entré al lugar, sin poder ver ni respirar, en lo primero en que pensé fue que no iba a poder conocer a mi hija que dentro de poco está por nacer, pero si dejaba de accionar en ese momento tal vez nada hubiese salido como salió. Dejar a la víctima pidiendo auxilio y no ayudarla iba a ser complicado”, expresó. 
Para Batú, estas son situaciones extremas y para las cuales hay que estar preparadas, por eso agradeció la formación que tuvo y las capacitaciones que recibió. “Es un momento difícil, si uno pierde el control ahí dentro puede que uno tampoco salga con vida. Ninguna persona está preparada para un shock así, pero en alguna capacitación siempre absorbes algo y la capacitación que yo he absorbido me sirvió. Tengo que agradecerlo”, señaló. 
Al margen de ello, el uniformado también aseguró que fue la “permanente vocación de servicio” que también lo ayudó y reflexionó: “Escuché el grito de desesperación de una persona que realmente necesita ayuda, que estaba entre la vida o la muerte, y no iba a dejar de ayudar, así sea arriesgando la mía. No es nada fácil. El miedo te atrapa pero la experiencia ayuda para contrarrestar eso. Es una situación que quizás se te presente una sola vez en la vida. A mí se me dio y gracias a Dios salió todo bien”. 
El uniformado recordó que le costó conciliar el sueño después de la situación vivida, pero ayer, con mayor tranquilidad, aseguró que “valió el esfuerzo” realizado y se sintió tranquilo al hablar con los hijos de la víctima y saber que la mujer se encontraba bien a pesar de las quemaduras sufridas. 
También, aprovechó la oportunidad para destacar y agradecer a todos los vecinos, bomberos y camaradas que trabajaron en el hecho. “Todos ayudaron y gracias a todos ellos fue que también esto pudo salir bien. Todos estuvieron constantemente acompañando y ayudando. Esto fue gracias a todos”, cerró, con humildad, el sargento que el viernes fue un héroe y un ejemplo para muchos.