El renovado imperio de la corrupción

Domingo 29 de julio de 2007


El destituido fiscal de Estado Lloyd Jorge Wickström está terminando de escribir un libro sobre un capítulo del Gobierno de Carlos Rovira. “El renovado imperio de la corrupción” analiza cómo el saliente gobernador arremetió contra las instituciones del Estado.
Wickström fue removido de su cargo por un polémico Jurado de Enjuiciamiento manejado por el oficialismo. Después vino la destitución de la ministra del Superior Tribunal de Justicia Marta Catella. El ex fiscal narra con una sarcástica ironía los detalles de su juicio político y cómo se llegó a esa instancia.
El paquete de los Jockey 20 está casi vacío. Sin darse cuenta de ese detalle, Wickström saca un nuevo paquete. Lo abre y comienza a relatar a Territorios algunos pasajes del libro de unas 400 páginas que estará en las librerías a mediados de agosto y que promete desencadenar un nuevo escándalo en el politizado Poder Judicial de Misiones.

¿Por qué se le ocurrió escribir un libro contra Carlos Rovira?
No, no es contra Rovira, sino que cargo las tintas respecto de Rovira, porque considero que ha sido un hombre que intentó destruir a las instituciones republicanas.

¿Cree que logró destruirlas?
Yo creo que no logró destruirlas porque a partir del 29 de octubre del año pasado se frenó esa destrucción. En parte si se destruyó, hay ámbitos como la Fiscalía de Estado que indudablemente ha sido afectada.

Hábleme del libro
Después del jurado de enjuiciamiento en mi contra, después de la sentencia, una radio me entrevistó y el periodista me dijo “tendría que escribir un libro” y sin pensarlo le dije: sí la verdad es que voy a escribir un libro. Después me preguntó qué título le pondría , y se me ocurrió decir “El pequeño hombre” o “El imperio de la corrupción”. Luego, días antes del 29 de octubre, hubo un acto cívico en la Plaza San Martín donde se distribuyó un panfleto con una proclama real firmada por Carlos I el Breve y en el reverso se hacía un manifiesto del pueblo de Misiones donde se invitaba al pueblo a salvar a la república. De ahí surgió la idea del nombre del libro y de la ilustración de la tapa, y el nombre surge de la unión de palabras como corrupción, renovado. La primera es por una de las características de este Gobierno y la otra porque viene del nombre del partido gobernante.

¿El primer capítulo adónde apunta?
Es un breve relato de la discordancia de opiniones entre Rovira y el Fiscal de Estado. Concretamente cuando, por vía de decretos, pretendió remover a toda la directiva y la sindicatura de EMSA sin tener en cuenta que tiene un régimen legal propio de una sociedad anónima y no se puede hacer una remoción por vía de decreto, sino que tiene que ser hecho a través de las normas que establece la Ley de Sociedades. Se debería haber hecho una asamblea que revocara mandatos de los directivos y los síndicos.
En esa oportunidad, Rovira me citó y me expresó que era una necesidad política, no nos olvidemos que entonces había un clima pre-electoral y estaba de candidato a gobernador (Ramón) Puerta y “Cachilo” Rodríguez de vicegobernador. En realidad lo que quería era sacarlo a “Cachilo” para tomar la caja de EMSA.

¿Cree que la Fiscalía de Estado se convirtió en un botín de campaña?
No, ese es un concepto erróneo, aunque hay legislaciones en otras provincias donde el mandato del fiscal de Estado está acotado a un término. La Constitución de Misiones establece que el fiscal de Estado es de por vida a menos que renuncie.

Pareciera ser que  cada fiscal de Estado que comienza a incomodar al Gobierno corre el riesgo de ser expulsado a través de un juicio político.
Claro, por eso es que la Constitución de Misiones sabiamente prevé que el fiscal de Estado debe ser un abogado que está en un organismo técnico y que debe permanecer en el tiempo igual que el juez para que no se deba a los compromisos políticos del gobierno de turno. Recordemos que una de las funciones que tiene el fiscal de Estado es la de controlar los actos administrativos de los tres poderes del Estado, tal es así que puede pedir la declaración de inconstitucionalidad de leyes, de contratos, decretos y reglamentos. Yo empecé a ver actos de corrupción en las contrataciones públicas y empecé a hacer denuncias y de ahí viene toda la historia de cuando me amenazaron de muerte para ablandarme.

Incluso recuerdo que habían entrado a la Fiscalía.
Habían entrado, rompieron vidrios. El o los que entraron se lesionaron, había manchas de sangre, había huellas digitales dejadas sobre vidrio, así que todo era muy fácil de investigar.

¿Nunca se investigó?
No sé qué pasó con la investigación; lo que sí sé es que había impresiones dactilares y yo que soy técnico dactilóscopo  sé que se puede ubicar si hubo entre esas personas alguna con antecedentes.

¿Pero se investigó, sí o no?
Y pienso que no se habrá investigado. Casualmente en el momento que entraron no estaba la guardia. Pero no se robó nada, se desordenaron papeles, expedientes desaparecieron del lugar en el que se encontraban y aparecieron luego en otros lugares. Casualmente uno de esos expedientes fue el que se me imputa luego en la denuncia del jury.

Teniendo en cuenta todo lo que sabe, sumando las amenazas, y ahora se le ocurre sacar un libro. ¿No tiene miedo?
Varias personas conocidas me han hecho esa misma pregunta. No olvidemos también que frente a mi casa se me amenazó con exhibición de arma de fuego. Indudablemente hay cierto temor que por ahí me embarga, pero creo que es necesario de que yo haga mi defensa pública y dé a conocer las causas reales de mi destitución. Hubo un circo, un jurado de enjuiciamiento en el que diputados y ministros se prestaron para mi condena.

¿Usted imaginaba que tras su destitución iba a entrar Fidel Duarte, hermano de Daniel “Fonchi” Duarte, que es el principal operador de la renovación?
Sí. Yo lo tenía como una sospecha por la campaña mediática que inició Noticias de la Calle en contra mío durante los dos años anteriores. Casualmente Fidel Duarte era propietario del cincuenta por ciento de La Verdad SRL, el día 29 de mayo del año pasado él cede sus derechos a Fonchi Duarte. Creo que fue el 30 de marzo de 2004 cuando yo saqué una solicitada donde ya hacía referencia de que no era de extrañar que se iniciara una campaña sucia en mi contra y se dijera por ejemplo de que soy adepto a las bebidas o al dinero ajeno.

¿Qué toma?
Yo tomo como todo buen argentino un vaso de vino al mediodía y en las fiestas, en ocasiones por supuesto, lo que es normal que se beba.

¿Usted cajoneó expedientes? Al menos eso se dijo, aunque después las acusaciones derivaron en diferentes sentidos.
La acusación fue absolutamente tonta y sobre todo los argumentos de la sentencia, es lastimoso. Por ejemplo, aquello de que no interpuse un recurso extraordinario federal en un juicio cuando todos los fiscales anteriores evaluaban si un expediente tenía que ir a la Corte o no. Y da la casualidad que en el transcurso del jurado de enjuiciamiento el doctor Pérez, que me subrogaba en el período de suspensión, no interpuso el recurso extraordinario federal en un juicio donde yo pedía la nulidad del contrato de Spotorno por la ampliación del Palacio de Justicia.

También cuenta en el libro que ahogaron económicamente a la fiscalía
Prepararon el camino previo, tal es así que esto está claramente demostrado y yo lo relato en el libro con nombres y apellidos. Yo pedía a gritos al Gobernador que me diera gente para poder llevar a cabo las funciones, pedía más personas, por lo menos tres. Incluso me habían congelado los fondos, no pude ejecutar el presupuesto. Y ahora hay 16 nuevos nombramientos, contratos o adscripciones.

Muchas veces lo vi a usted en los actos protocolares muy cerca del ministro Rojas. ¿Qué sintió cuando él bajó el martillo a favor de su destitución?
Sí, el presidente del Superior Tribunal de Justicia y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo. Yo relato en el libro que él prácticamente me anuncia que se me iba a hacer una denuncia en el Jurado de Enjuiciamiento, concretamente los dos estábamos en el baño del Colegio de Abogados durante una fiesta de fin de año. En determinado momento de esa fiesta yo voy al baño y el fue también y quiso servir de nexo entre Rovira y yo. Le dije que de la única forma era que de alguna manera se desdiga de haberme tratado de infame traidor a la patria y ahí quedó. Esa circunstancia también está referida en el libro.

¿Qué más tiene el libro?
Muchas cosas. Es un recuento de los hechos pasados con algunas citas del jurado de enjuiciamiento y algunas cuestiones de jurisprudencia pero sin llegar a ser un libro técnico jurídico. Lo va a poder leer cualquiera, esa es mi intención. Dentro de lo especial del caso pude introducir la ironía y el sarcasmo para referirme a los personajes. Por ejemplo, respecto a (Julio)Dionisi (ex ministro del STJ) yo digo que ese hombre me recuerda a un jingle publicitario que decía: “si se mueve, si se mueve es la habana el más rico flan”. Era un publicidad de televisión donde mostraban un flan que se movía en la imagen televisiva.

¿La actual ministra del STJ Cristina Leiva también jugó un rol importante en su destitución, ¿también la cita en el libro?
A  ella solamente la cito como una de las beneficiadas de un puesto de mucha importancia para asegurar la impunidad, porque indudablemente esta Corte está puesta para asegurar la impunidad futura de Rovira y de otros funcionarios.

¿Y usted sigue litigando en la Justicia misionera? ¿Por qué no se pone una panadería?
Estoy pensando, estoy pensando, primero tengo que solucionar algunas cosas y después me voy a desempeñar en el turismo. Ya desde hace varios años estoy haciendo un pequeño proyecto turístico en el interior en tierra heredadas de mi familia.

Recientemente el doctor Álvaro Caamaño ingresó al libro de los récord. El Gobierno le encajó 170 denuncias en menos de dos semanas. ¿Cree que a usted le puede pasar lo mismo?
Bueno yo ya tengo una denuncia que me realizó el fiscal León y después eso tuvo como contracara una denuncia que le realizaron de rebote al doctor León. Es decir: Atilio León me denuncia a mí por no haber puesto un recurso extraordinario, entonces un abogado del foro denuncia al doctor Pérez por no haber interpuesto el recurso extraordinario por el Palacio de Justicia. Si Wickstrom cometió un delito por no interponer un recurso extraordinario, que no es obligación, el doctor Pérez está en la misma situación por lo tanto el fiscal León también debió denunciarlo. Entonces el fiscal había cometido el delito de omisión de denuncia porque no lo denunció a Pérez.

Por eso le pregunto. ¿Teme una batahola de denuncias en su contra?
Claro que sí y lo advierto en el libro. No sería nada raro de que se radiquen algunas acciones penales en mi contra, como en el caso de Caamaño, que además de ser inconducentes están requeteprescriptas. Primero que alguien me diga qué delito cometió: incumplimiento de deberes de funcionario público… no, porque para ese delito se requiere la intención y dictar órdenes y resoluciones contrarias a la Constitución y a la ley. Todo esto demuestra la persecución y pone de manifiesto el desconocimiento del Derecho por parte del Fiscal de Estado actual. Indudablemente una vez que salga el libro van a arreciar las denuncias.

¿Alguna de las denuncias que usted realizó en la Justicia prosperó o están juntando telarañas?
No, no… no. Están todas cajoneadas, comenzando por la denuncia que hice contra el Gobernador. Hago una referencia extensa en el libro sobre ese asunto. También denuncié al ex ministro de Hacienda (Oscar) Brizuela por no presentar la declaración jurada patrimonial a pesar de estar debidamente intimado.

¿Cuánto va a costar el libro?
Calculo que entre 25 y 30 pesos. Es grande… es para cubrir los costos… es casi una patriada.

¿Quiere decir que no le quedó ningún changüí de la Fiscalía como para financiar el libro?
No… no, no, al contrario. Esto es realmente un esfuerzo económico, pero creo que es necesario para poner a consideración de los misioneros lo que ocurrió con nuestro pequeño hombre. Hablo mucho del pequeño hombre y lo comparo con pequeños hombres de la historia, por su estatura física. La grandeza de los hombres no se mide por centímetros, aunque en el caso de Rovira indudablemente y objetivamente se lo puede medir por centímetros, pero no en cuanto a su proyección política.

Fernando Oz


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